jueves, 25 de enero de 2018

LAS SANCIONES Y LA NOCION ANACRONICA DE SOBERANIA DE LOS CHAVISTAS   

Una y otra vez pareciera que estamos a condenados a hablar sobre el tema de la soberanía, sobre todo, cuando la comunidad internacional o parte de ella decide sobre asuntos que afectan a países en particular, como recientemente sucedió con funcionarios del gobierno venezolano que fueron sancionados por la Unión Europea.
Impuestas tales medidas, el gobierno venezolano, como era de esperarse, salió a rechazarlas y a  acusar a la UE de intervencionista, ilegal y hasta inmoral, desde una visión, por supuesto, anacrónica de la soberanía.
La interdependencia global colocó en el centro del debate político, económico y jurídico de fin de siglo pasado, el papel cada vez más restringido de los Estados en el contexto de la dinámica internacional.
No es poca la tinta vertida en este polémico asunto en los campos académico y político. De un lado están, con diversos matices y énfasis, los partidarios de la revalorización y fortalecimiento del Estado como instancia insustituible e indiscutible, y de otro, los que relativizan el rol rector que ha mantenido hasta hace pocas décadas, subrayando el papel creciente que otros actores tienen, sujetos estos -entre ellos, el individuo- cuya personalidad jurídica es reconocida, con derechos y obligaciones recogidos en instrumentos normativos internacionales, vinculantes para los Estados.   
El constitucionalista italiano Gustavo Zagrebelsky acertadamente ha llamado a los elementos globalizadores que han disminuido el poder de los Estados, ¨factores demoledores de soberanía¨. Señala que la noción de soberanía ¨ya no puede reconocerse con claridad como realidad política operante (…) Desde el siglo pasado actúan vigorosamente fuerzas corrosivas, tanto interna como externamente, que se oponen a la idea misma….¨. La formación de centros de poder alternativo y concurrentes con el Estado, que operan en los campos político, económico, cultural y religioso, la progresiva institucionalización de poderes supraestatales y la atribución de derechos a los individuos que pueden hacerlos valer ante jurisdicciones internacionales frente a los Estados a los que pertenecen, configuran una situación inédita de pérdida de soberanía para estos.
Las circunstancias inéditas en las que está inmerso el Estado-Nación hoy, por sus magnitudes y complejidades, han afianzado la convicción compartida por la mayoría de los estudiosos del tema, de que las realidades mundiales de toda naturaleza ya no pueden ser abordadas en toda su extensión y profundidad desde la perspectiva limitada de lo estrictamente nacional. Los paradigmas e instrumentos conceptuales que fueron útiles para el análisis de los procesos nacionales en el presente se muestran inapropiados.  
Y entre esos paradigmas que se derrumban están también los del Derecho. Los dogmas y principios que se creían inconmovibles, a raíz de la consagración de normativas internacionales que obligan a los Estados a respetar y garantizar la vigencia de los derechos humanos, se ven cuestionados y han perdido vigencia.
Hoy, en esa materia tan sensible para la sociedad internacional, el concepto tradicional de soberanía absoluta  y excluyente de los Estados ha dejado de ser efectivo, imponiéndose otro, relativo, el cual no deja de plantear problemas jurídicos interpretativos de cara a las conductas de gobiernos y de los ordenamientos jurídicos nacionales en la materia de democracia y DDHH.
Debe recordarse aquí que para Hans Kelsen la idea de soberanía debía ser ¨radicalmente extirpada¨. Para él, solamente el orden jurídico puede ser soberano, ninguna voluntad puede tener autoridad jurídica. ¨Es tiempo ya de que este concepto, que desde hace varios siglos ha venido desempeñando un papel problemático en la historia de la ciencia del derecho, desaparezca del diccionario del Derecho Internacional¨, escribió en un conocido trabajo.
Obviamente, para la barbarie que gobierna a Venezuela, sigue en vigor el concepto de soberanía de los monarcas absolutos del siglo XV.  Nunca verán con buenos ojos las normativas internacionales que imponen obligaciones imprescriptibles en materia de democracia y DDHH a los Estados y sus ciudadanos. 



lunes, 22 de enero de 2018

LAS SANCIONES DE LA UNION EUROPEA A 7 FUNCIONARIOS DEL GOBIERNO CHAVISTA

                         
                                              Resultado de imagen para union europea

Iniciando la semana las muy anunciadas medidas de la Unión Europea contra funcionarios chavistas se concretaron.
7 altos cargos del gobierno han sido incluidos en una lista de sancionados con prohibición de viajar al territorio comunitario europeo y congelación de los activos que pudieran tener allí.
Como se sabe, en Noviembre pasado había sido adoptada una medida de prohibición sobre armas y equipos de represión interna, pero no se señaló sanción alguna contra ninguna persona en particular.  
Hoy tenemos 7 nombres y apellidos, y cargos definidos contra ellos, a saber:
Graves violaciones de los derechos humanos y represión de la oposición democrática” (N. Reverol); “detención arbitraria, tratos inhumanos y degradantes y torturas” (Gustavo Gonzalez); “acciones y políticas que han menoscabado la democracia y el Estado de Derecho en Venezuela, en particular, al facilitar el establecimiento de la Asamblea Constituyente y al no garantizar que el CNE siga siendo una institución imparcial e independiente de conformidad  con la Constitución” (T. Lucena); “abogar públicamente por que los tribunales militares tuvieran jurisdicción sobre la población civil, han menoscabado el Estado de Derecho” (A. Benavides T.); “apoyo y facilitación de las acciones y políticas del Gobierno que han menoscabado la democracia y el Estado de Derecho en Venezuela, y responsable de acciones y declaraciones que han usurpado la autoridad de la Asamblea Nacional” (Maikel Moreno); “menoscabo de la democracia y el Estado de Derecho al apoyar públicamente acciones contra los opositores al Gobierno y la retirada de las competencias a la Asamblea.” (Tarek W. Saab) y “menoscabo de la democracia y del Estado de Derecho, en particular utilizando los medios de comunicación para atacar públicamente y amenazar a la oposición política, a otros medios de comunicación y a la sociedad civil.” (Diosdado Cabello).
Estos cargos son precisos y diferenciados, y si se quiere, personalizados, lo cual es algo hasta cierto punto novedoso, que dice mucho del cuidado que han tenido en su elaboración.  
De la lectura del texto de la decisión queda claro que está ligada al proceso de búsqueda de una solución negociada y consensuada a la grave crisis de Venezuela. Sin duda, busca presionar en ese sentido. Al decir de manera expresa que son medidas reversibles, se deja espacio  para la espera de lo que suceda con las gestiones que están siendo realizadas, fundamentalmente, con la negociación aún incierta en República Dominicana.Y son reversibles porque no es un tribunal el que las emite, sino organo politico.
Para el Consejo de la UE el dialogo constructivo y la negociación son la única manera de resolver la crisis y responder a las necesidades acuciantes del pueblo de Venezuela, y apoya totalmente “negociaciones creíbles” entre los actores relevantes que puedan conducir a “soluciones compartidas”. Subrayan, igualmente, que del respeto de las instituciones democráticas, la adopción de un calendario electoral completo y la liberación de los presos políticos, dependerá que las medidas puedan ser dejadas sin efecto.
Dejan también bien claro que las medidas de ningún modo apuntan a perjudicar al pueblo venezolano, que su interés es más bien buscar alivio a su sufrimiento actual.
En tanto que venezolano que anhela la restauración de la democracia y de las libertades perdidas en los últimos años, saludamos tal decisión de una parte importante de la comunidad internacional. Son los representantes de un bloque de 27 países, cuyo peso político y económico es crucial en el mundo de hoy; y entre ellos, dos miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.   
Esta medida forma parte de un conjunto de acciones que han adelantado países de nuestro hemisferio: EEUU y Canadá, a las que se suman las gestiones que viene realizando el Grupo de Lima desde la OEA y en otros espacios.  Tales medidas son la expresion politica, juridica y moral que coloca a la democracia y los DDHH como obligacion imprescriptible para todos los Estados, por encima de sus poderes soberanos. 
El gobierno de Venezuela cada día que pasa se aísla más. El cerco que se ha ido tejiendo contra él se va cerrando. Su situación económica no es sostenible por mucho tiempo, ha destruido prácticamente a los aparatos productivos público y privado y solo le ha quedado liquidar el oro y otros metales de manera no muy transparente. Sigue apostando a un fantasioso aumento del precio del petróleo.
La tragedia social que vivimos los venezolanos es pavorosa y aspiramos que la presión que se ejerza sobre el gobierno desde dentro y fuera del país, conduzca en corto plazo a una salida negociada y pacífica de una situación que nos ha colocado al borde del abismo.   

viernes, 19 de enero de 2018

ARISTIDES CALVANI Y LA JUSTICIA INTERNACIONAL

                                           Resultado de imagen para aristides calvani

Hoy 19 de Enero se cumplen 100 años del nacimiento de Arístides Calvani (1918-1986). En un ensayo inédito mío acerca del pensamiento hemisférico sobre la cooperación y la integración, lo incluí como representante de la familia democristiana en esos temas. Seguidamente lo que escribí allí:  
Fue un destacado político, parlamentario y académico demócrata-cristiano venezolano, Secretario General de la Organización Demócrata Cristiana de América, que llegó a ser Ministro de Relaciones Exteriores bajo el primer gobierno de  Rafael Caldera.
Al igual que este último, su perspectiva ideológica fue determinante en su ejecutoria como Canciller. Perteneció a la Juventud Católica y fue un jurista especializado en Derecho laboral.
Su visión de las relaciones internacionales estuvo marcada por los principios político-filosóficos que profesó, contenidos en la Doctrina Social de la Iglesia.
En tal sentido, escribió: “Proclamamos el principio de la autodeterminación y auto-realización de la persona humana, porque el hombre es un ser dotado de razón y libertad, y como persona humana, es responsable de su destino. Por tanto, tiene el derecho de ser el protagonista –actor principal- de su misión en la vida.”
Este principio, trasladado al ámbito internacional, lo lleva a afirmar: “Cada comunidad nacional tiene, a su vez, el legítimo derecho de ser protagonista de su propio destino, y en consecuencia, a realizar con entera independencia, su misión histórica en el concierto de las naciones.”
Para Calvani, tales razones eran suficientes para conferir una importancia extraordinaria a la formulación y ejecución de la política internacional de un país. Y ésta debería ser colocada por encima de las opiniones personales, partidos políticos e intereses particulares, para convertirse en una política de Estado, que permitiera a la nación de que se trate hacer historia.
Asimismo, la dimensión ético-política en las relaciones internacionales era de importancia crucial en su pensamiento.
Calvani decía que la onda nacionalista que se podía observar a mediados del siglo pasado en Latinoamérica, era “una expresión de la búsqueda de la propia identidad y de la conciencia de haber hallado esa identidad propia”.
El nacionalismo, como él lo concebía, no debía ser confundido con el egoísmo nacional, ni con el exclusivismo que aísla a los países de los demás pueblos.
Pero ese nacionalismo debía estar consustanciado con la democracia, corresponder al interés de las comunidades que integran a la sociedad y acordarse con los intereses de la región y el mundo, es decir, con la humanidad.
Para este hombre público, en el plano internacional, el valor que debía inspirar y orientar la acción del Estado es el de la Justicia Social Internacional, que es la traslación al ámbito mundial de los principios de justicia social al interior de los países, en lo cual coincidía con su correligionario Rafael Caldera. Esta justicia sería el “principio regulador tendiente a establecer el equilibrio entre los poseedores y los desposeídos, entre los fuertes y los débiles, entre ricos y pobres…”
En relación con la unidad latinoamericana, Calvani la veía igual que muchos pensadores de la época, como una necesidad histórica para que América Latina pueda jugar su papel en el desarrollo de la humanidad.
Al hablar de la integración, estaba consciente de que la tendencia del mundo era hacia la creación de grandes espacios socioeconómicos y culturales. En tal sentido, afirmaba: “Ya no es posible para un país aislarse de los demás y vivir solo. La dinámica de la historia contemporánea nos conduce hacia una sociedad universal”.
De este modo, los proyectos de integración eran consecuencia lógica de esa dinámica, que en el caso de los países de América Latina tenían la ventaja de la cercanía, similitudes de costumbres, lengua, etc. 
Calvani fue partidario de todos los proyectos integradores que se dieron en el continente, aunque no escapaba a su agudo pensamiento que ellos encontrarían muchos escollos en el largo camino que debían recorrer. Para él, era decisivo que hubiese un firme voluntad política de los Estados de querer superar las dificultades que se presenten.
Siendo Canciller, Venezuela denuncia el Tratado de Reciprocidad Comercial con EEUU que había sido suscrito en 1939 e ingresa formalmente al Acuerdo Subregional Andino (Pacto Andino). No hay que olvidar que Calvani tuvo participación crucial en el proceso de pacificación y democratización de CentroAmérica.  

jueves, 18 de enero de 2018

LA APERTURA ECONOMICA HACIA EL MUNDO Y LA PROSPERIDAD


EMILIO NOUEL V.
                                
                                                        Resultado de imagen para comercio internacional

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha señalado que a pesar de los avances para alcanzar numerosos acuerdos comerciales bilaterales y entre subgrupos de países, la región no se ha integrado realmente. En tal sentido señala de manera acertada que “El comercio regional en bienes intermedios es limitado, y sólo unas pocas empresas participan en las cadenas de valor en la región, lo que limita su participación en las cadenas globales de valor. Un movimiento concertado hacia un verdadero mercado común regional contribuiría a profundizar la integración y permitiría a las empresas explotar una mayor escala, ayudándoles a competir más efectivamente con los actores globales y a fomentar una mayor productividad y crecimiento”.
Esta realidad plantea muchos desafíos en el corto, mediano y largo plazos. Hoy, los paradigmas en el ámbito de la integración son otros. La mera reducción arancelaria forma parte de esquemas que han devenido demodés, sobre todo cuando casi todo el universo arancelario está prácticamente liberado. Se está pasando de lo meramente comercial, de la eliminación o reducción de las tarifas, hacia asuntos como la facilitación y simplificación de los tramites del comercio, el libre flujo de las inversiones, la integración del mercado bursátil, una real unificación jurídica, coordinacion de las politicas macro-economicas,  los encadenamientos globales de valor y la utilización de las nuevas tecnologías, porque las distancias ya no son tan determinantes como antes, la geografía ya no es un limitante. La integración está urgida de cambios conceptuales e institucionales, particularmente, en nuestro hemisferio. De allí que surjan nuevos modelos como la Alianza del Pacífico, y concomitantemente entren en crisis modelos rezagados como Mercosur y la CAN, que han perdido peso y dinamismo.
En consecuencia, se impone a los países de nuestro entorno continental, la necesidad insoslayable de pensar en términos hemisféricos y globales, no desde las estrechas subregiones que tienden a cerrarse sobre sí mismas y a establecer barreras defensivas ineficaces y contraproducentes.
A mi juicio, sólo un cambio cultural sustantivo de nuestra estrecha visión por otra en la que se asuma nuestra condición de países que formamos parte de un entorno mayor y con habitantes que deberían considerarse ciudadanos del mundo, podrá permitirnos una inserción vigorosa y sostenida en el difícil y desafiante entorno que tenemos enfrente.
Subirnos a esa corriente ecuménica con decisión, audacia, pragmatismo y confianza, en modo alguno significa no valorar nuestras raíces y valores propios, entendidos éstos no desde la perspectiva de las extraviadas o perdidas “identidades colectivas”, de los fanatismos identitarios, todos fruto de angostas visiones nacionalistas, discriminadoras del “otro”, del “diferente”, que una casualidad de la vida lo hizo nacer en un rincón geográfico distinto al de uno, sino desde una óptica universalista que propicie más espacios para la libertad y el intercambio, superando aquellas posiciones cortas de miras.  
Las múltiples facetas de la vida de la persona humana no se circunscriben a una nación, ni ésta las puede restringir. Porque incluso la identidad o identidades múltiples no son estáticas, están recreándose continuamente;  son una apertura, toda vez que el ser humano es una proyección hacia el futuro, “él crea su identidad al crear su obra”.
En cualquier caso, como dice el sociólogo español Ignacio Sotelo, hace mucho tiempo que los pueblos dejaron de ser estables y homogéneos. En un mundo globalizado, las fronteras lingüísticas, culturales, económicas, sociales y políticas se disuelven Así, en años recientes, varios países latinoamericanos están mudando sus conductas institucionales y políticas económicas, desde una perspectiva de apertura al mundo, y con ello han logrado obtener resultados altamente positivos en términos de resolver aquellos problemas. Los más recientes índices globales lo validan.
Las políticas de mercado y la apertura comercial internacional, desde visiones pragmáticas, se han impuesto en la mayoría de los países, las cuales, junto a adecuadas políticas sociales compensatorias, creadoras de capacidades y de capital humano en la población, y al desarrollo de infraestructuras productivas, han cosechado frutos importantes. Chile, Colombia, Costa Rica, México, Perú y Uruguay, entre otros, están recorriendo exitosamente este camino, cada uno con sus problemas particulares y a pesar de que queda aún mucho por corregir respecto de persistentes orientaciones perjudiciales. En tal sentido, la apertura al mundo sin complejos, es crucial, y ésta comporta poner en práctica políticas que busquen el logro de la prosperidad económica, la que, en lo sucesivo, será la medida del poder de los países, tanto o más importante que la superioridad militar.

jueves, 11 de enero de 2018

                   EL "DIA D" DE HAUSMANN

                                          Resultado de imagen para invasion a normandia pelicula



Voy a referirme en esta ocasión a la propuesta del profesor Ricardo Hausmann,  la cual no deberíamos dejar pasar por debajo de la mesa sin comentar, sobre todo, porque uno se encuentra por ahí alguna gente que nunca hubiéramos pensado que mostrarían simpatía por ella y que la ven con buenos ojos, abiertamente o con la boca chiquita.
Como se sabe, para Hausmann la solución política para nuestros males sería una intervención militar concertada en el seno de la comunidad internacional que ponga fin al gobierno militar. Esta acción debería pedirla un gobierno designado por la Asamblea Nacional (¡!), lo cual le daría cobertura ‘constitucional” o “legal” a la iniciativa; legitimidad, en definitiva.
La propuesta se hace con base en un diagnóstico de la realidad venezolana que no tocaremos en estas líneas, porque con alguno que otro matiz, lo compartimos.
Pondré el foco en la viabilidad real de la propuesta y sus implicaciones políticas, especialmente, desde el plano de lo internacional, pero a partir de una posición que plantea una salida pacífica, lo menos traumática, a nuestra difícil  situación.  
La propuesta la podemos abordar desde el ángulo de su justificación intrínseca, la del deber ser, la de la moral, o a partir de la visión de los llamados realistas, en el lenguaje de la teoría de las relaciones internacionales, el de los determinismos geopolíticos, que ven la intervención militar como una necesidad ineluctable, de la cual no se podría zafar el hegemon geopolítico de nuestro continente, por la amenaza que el gobierno chavista representa a la seguridad de la región. 
Pero también, se puede ver a partir de una visión, si se quiere,  pragmática, es decir, desde la posibilidad real de concretar la iniciativa en cuestión, no reñida necesariamente con ninguna de las posturas anteriores.
Antes, sin embargo, debo comentar primero que me llama mucho la atención que nadie de la dirigencia política democrática haya dicho esta boca es mía al respecto. Actitud inerte, por cierto, que parecen adoptar siempre que iniciativas controvertidas en la oposición aparecen, no sé si por no interesarles, por restarles importancia, por no entrar en polémicas o porque no saben qué decir o hacer frente a ellas.
Graves errores políticos se han cometido permitiendo que se deje correr y tomar cuerpo ideas inconvenientes, a causa de esa conducta indolente que no les sale al paso, pues se querría con ello evitar debates que a veces son imprescindibles dar, sobre todo, en el tema que nos ocupa.
Dicho esto, en primer lugar, es bueno comentar el símil que se utiliza (“Dia D”), porque ya desde ahí nos coloca en una situación que, queriéndolo o no el proponente, nos equipara, con otra, histórica, que tenía sus circunstancias y elementos propios. Y aquí ya vemos de arrancada una gran debilidad en la simbología utilizada.
También asomar que aquella gravísima crisis mundial y la nuestra se pudieran semejar y, por tanto, ameritar el mismo remedio, es ya un despropósito evidente. Son obvias las diferencias entre una conflagración ocasionada por un gobernante (Hitler) que había invadido a más de media docena de países, causando muerte y desolación y todo lo que sabemos, que lo que ocurre en Venezuela, por más que la nuestra sea una situación calamitosa. De ahí que sea manifiestamente infeliz recurrir a ese parangón histórico.     
Por otro lado, la propuesta de Haussman se coloca a contrapelo de lo que ha sido la estrategia mayoritaria de la oposición democrática para salir del atolladero en que estamos (constitucional, electoral y pacífica). La del profesor parte de la convicción de que la vía electoral está cerrada habida cuenta del reiterado comportamiento arbitrario y tramposo del gobierno. De allí que de una negociación como la que está teniendo lugar no se pueda esperar nada.
Para Haussman no hay vía pacífica, la solución es manu militari. Pensar que una negociación estimulada y apoyada por la comunidad internacional puede encaminar al país, es inútil, poco menos que una ingenuidad. Las armas son, entonces, la solución.
Tal propuesta de intervención militar no toma en cuenta lo que los gobiernos de la región, con sus visiones, intereses y tradiciones diplomáticas, pueden pensar al respecto y cuál puede ser su reacción. Pareciera dar por descontado que fácilmente se avendrían a ella, olvidando que por más que la crisis venezolana se agrave, dar tal paso resulta muy improbable, remoto. 
La historia de las intervenciones militares en el hemisferio las conocemos. Han sido repudiadas siempre, más allá de sus resultados. Muy cuesta arriba seria ahora formar una fuerza militar interventora, habida cuenta de esa experiencia traumática.
Ni siquiera EEUU y/o el inefable Trump, con todo y su inclinación a los disparates, lanzaría una acción de esa naturaleza, aun teniendo con que hacerlo. Asuntos de mayor peso crítico ocupan a ese país y en tanto que potencia hoy no tiene la libertad para actuar como en otras épocas, disminuida como sabemos su hegemonía mundial.
No hay que olvidar tampoco que en el entorno están China y Rusia, dos actores no desdeñables que tienen además del veto en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, intereses en Venezuela, no solo económicos. Decir que el Consejo de Seguridad no tendría nada que decir de cara a una acción de tal envergadura es un exabrupto no solo jurídico. 
En el marco de la OEA, tampoco sería posible aprobar una acción como la que comentamos. No solo por lo que ya hemos señalado más arriba,   también porque los mecanismos institucionales requerirían de casi la unanimidad para convalidar tal iniciativa, lo cual es improbable.  
Pero lo que a mi juicio es lo más importante en todo este asunto es la perspectiva política que trasluce la propuesta acerca de qué tipo de transición o salida se desea para Venezuela.
A pesar de las pifias de la oposición democrática, de su actual debilidad relativa, la estrategia asumida ha sido la correcta, aunque con fallas, algunas significativas.
El componente fundamental  para la solución de nuestro grave problema es un mecanismo complejo, lo menos traumático posible. De allí que la negociación sea la vía adecuada, admitiendo que en ella hasta el momento se han cometido errores y hay razones para dudar de resultados satisfactorios. 
Soy de la opinión de que el chavismo está cada vez más debilitado, y  sus pugnas internas profundizan crecientemente esta fragilidad. Su aislamiento internacional no es poca cosa, con las excepciones que conocemos. La presión en ese ámbito va en ascenso. La situación económica interna, con el pasar de los días, se hace más dura y presiona fuertemente en lo social.
En ese cuadro con potencial cierto para empujar una salida de la crisis, proponer una intervención militar como solución es un desatino político de fondo monumental, que no sirve ni siquiera para presionar al gobierno porque no es creíble bajo las circunstancias geopolíticas actuales.
Me niego a pensar que este tipo de propuestas sea producto de la desesperación, del pesimismo o del desconocimiento de la realidad concreta del país y del entorno de las relaciones hemisféricas, como hemos oído por ahí.
Lo más preocupante es que dentro de la difícil situación que vive la oposición venezolana una idea como la de Hausmann, a mi juicio, errada, no sea debatida y contestada por la dirigencia política.   

EMILIO NOUEL V.