miércoles, 30 de marzo de 2016

¿HACIA DÓNDE VA EL MERCOSUR DESPUES DE 25 AÑOS DE EXISTENCIA?

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"Continuar pensando en una posición en términos 

de divisiones fijas, como Norte-Sur, sólo puede

conducir al error. Nuestro interés nacional

requiere de una estrategia de geometría variable.”

                                                     Partido Social-Demócrata Brasileño



Hace unos días cumplió 25 años el Mercosur, bloque comercial hijo de la democracia recuperada en el Cono Sur del continente americano.
Como se sabe, luego de la caída de las dictaduras militares que asolaron a los cuatro países que lo fundaron, durante los años ochenta del siglo pasado revivió un viejo proyecto de integración que nunca había podido concretarse, a pesar de varios intentos.

El Barón de Rio Branco, creador de la afamada cancillería brasileña, Itamaraty, quiso, a comienzos del siglo XX, unir al Cono Sur en lo que llamó la “ABC” (Argentina, Brasil y Chile) sin éxito. Otros intentos posteriores tampoco se alcanzaron hasta que en 1991 se firma el Tratado de Asunción, impulsado desde Argentina por Raúl Alfonsín y desde Brasil por José Sarney, entre otros.

La idea fue crear un mercado común entre sus países miembros sin llegar a constituir organismos supranacionales como la Unión Europea o la CAN, lo cual si bien podía tener ciertas ventajas para los países tomados individualmente, conspiraba contra una institucionalidad comunitaria autónoma y fuerte que pudiera imponer políticas, normativas y una jurisdicción que disciplinaran a los países del bloque, como ocurre en el ámbito europeo. El soberanismo se imponía, los gobiernos de los países seguían siendo “los señores de los tratados”, lo cual iba a permitir que éstos adoptaran conductas individualistas cuando de defender sus intereses particulares se tratara, todo en detrimento de la necesaria perspectiva comunitaria. Así, la institucionalidad sería, más bien, intergubernamental, por tanto, endeble, quebradiza e inconsistente.   

No obstante, en términos comerciales Mercosur obtuvo importantes logros e integró de manera intensa las economías participantes, aunque el país más grande (Brasil) estuvo y se mantuvo más integrado a la economía mundial que el resto de los mercosurianos. El intercambio mercantil de ese país con sus socios ha oscilado entre el 15% y el 20% del total de su comercio.
En cambio, Uruguay y Paraguay, los pequeños del bloque, dependen en la mayor parte de su comercio exterior, de los socios grandes.
En términos simbólicos y mediáticos, y sobre todo, por la presencia de Brasil y Argentina, Mercosur fue recibido y visto por la comunidad internacional como un nuevo actor a considerar a la hora de valorar las relaciones internacionales económicas y geopolíticas.
En los últimos lustros, y por la emergencia de gobiernos de izquierda y populistas en Suramérica, el rostro, el funcionamiento interno y la conducta de Mercosur sufrió cambios que han llamado la atención de los observadores, por lo negativos que fueron.
Los triunfos electorales de Lula Da Silva, Nestor Kirchner, José Mujica y Fernando Lugo en Mercosur, aunados a los de Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa, trastornaron el cuadro político suramericano.
Para Mercosur significó un cambio de orientaciones. Pesó más lo político-ideológico que lo económico, razón de ser fundamental del bloque. Las posturas anti-mercado, contrarias al libre comercio, se impusieron. El bloque, inspirado en políticas proteccionistas anacrónicas, se cerró sobre sí mismo, mientras a su alrededor comenzaban a desarrollarse  otras dinámicas que ampliaban los horizontes económico-comerciales en el ámbito planetario.
En el Pacífico se abrían otras posibilidades de la que participaban otros países del hemisferio, y frente a Europa, el Mercosur no lograba un acuerdo negociado por tres lustros infructuosos.
Esto ha llevado a una situación de inercia, de parálisis, del bloque, que de no revertirse, puede dar al traste con el esquema establecido, en los próximos años.
El nuevo gobierno argentino ha manifestado preocupación al respecto y desea revitalizar Mercosur y abrirlo al mundo. Uruguay está en la misma tesitura. Brasil anda metido en sus graves problemas y no se sabe en qué va a parar su crisis presente, aunque habría allí también una intención de relanzar el bloque.
El gobierno de Venezuela, lamentablemente, no pinta nada en todo esto, es un cero a la izquierda, la irrelevancia. Entró allí por razones políticas exclusivamente, y poco o nada tiene que decir.
¿Hacia dónde va Mercosur? ¿Hará los necesarios cambios conceptuales e institucionales que lo fortalezcan hacia al futuro? ¿Languidecerá por inercia hasta desaparecer? ¿Se abrirá, al fin, ante el mundo para no morir? ¿Se atreverá a pensar en términos hemisféricos y/o globales y actuar en consecuencia?


EMILIO NOUEL V.

@ENouelV

sábado, 19 de marzo de 2016

              ‘WE ARE ALL AMERICANS’

                                    

                         

No hace mucho Obama pronunció las palabras que encabezan estas líneas.  

No se refería sólo a sus conciudadanos estadounidenses. Incluía en la expresión a todos los que habitamos el continente desde Alaska hasta la Patagonia: anglos, hispanos y portugueses. 

Dijo “Todos somos americanos” cuando restablecía las relaciones con Cuba, vínculos rotos por muchas décadas de desencuentro áspero y doloroso que hasta pudo llegar a la confrontación bélica nuclear, si no hubiera sido porque se impuso la sensatez y no la locura de Fidel Castro.  

Fue una frase feliz y auspiciosa, toda vez que apunta –quizás sin buscarlo- a rescatar y desempolvar del baúl de la historia, una visión hemisférica perdida en la historia, la de aquellos americanos del Norte, Centro y Sur que hermanados por las ideas de libertad lucharon por la independencia de estas tierras dos siglos atrás.

Son bien sabidas las razones del distanciamiento entre la “dos Américas”. Las culpas hay que repartirlas, y no son exclusivas de solo una de las partes en discordia. Las realidades condicionantes de la política y de la economía no pueden ser soslayadas a la hora de los balances. La arrogancia e ignorancia de unos y otros,  tanto las de más allá como las de más acá del rio Bravo.  Sin duda, las  acciones arbitrarias procedentes del 'gigante' del patio han atizado los resentimientos y animadversiones, y agudizado las incomprensiones mutuas. Son estas últimas las que más han exacerbado las confrontaciones entre americanos de  ambas latitudes.

El liberal mexicano Daniel Cosío Villegas decía: Nosotros, ni predestinados a la democracia como EEUU, ni con el genio creador teórico de Francia, ni con la paciencia inglesa que acumula infinitas pequeñas experiencias, para aprovecharlas, hemos alimentado nuestra marcha democrática bastante más con la explosión intermitente del agravio insatisfecho que con el arrebol de la fe en una idea o teoría, lo cual por sí solo ha hecho nuestra vida política agitada y violenta y nuestro progreso oscilante con avances profundos seguidos de postraciones al parecer inexplicables”.

Palabras  certeras en que aludía a sus compatriotas pero extensibles a todos los latinoamericanos.

Por su parte, y en relación con tal desencuentro, el venezolano Carlos Rangel recordaba que EEUU, con su extraordinario desarrollo social, representaba “un escándalo humillante para la otra América”, de allí ciertas animosidades y no pocos complejos.

El historiador cubano Rafael Rojas ha señalado que los líderes latinoamericanos mantienen un discurso que se basa en el repertorio de ultrajes de EEUU contra Latinoamérica y el Caribe, “los dos últimos siglos son narrados como una sucesión de despojos y ofensas de Estados Unidos”.

La iniciativa de recuperar los vínculos con Cuba desafía esta visión no enterrada de incomprensión y desencuentro históricos, justificados o no, y apunta a reconstruir, de ahora en adelante, otro marco de relaciones hemisféricas, basado en una cooperación y/o integración política y económica más realista, respetando las diferencias y matices, todo hacia la eventual concreción de un entorno continental más armónico y beneficioso para todos.

La visita de Obama a Cuba es un hito muy importante para el rescate de una perspectiva que tiene sus raíces en un curso histórico que se extravió. Es un mirar hacia adelante, buscando enterrar agravios, rencores e incomprensiones mutuas.

Lo es también el encuentro que seguidamente hará a Argentina.

Ambas citas diplomáticas podrían, si corremos con suerte, abrir un nuevo ciclo provechoso en las relaciones hemisféricas. Los gobiernos anti EEUU están en retirada. En el Norte, a pesar de las amenazas de políticos repugnantes como Trump, es muy probable que una nueva administración traiga una orientación no muy distinta a la de Obama, hacia sus vecinos del Sur.

Los americanos todos, anglos y latinoamericanos, deben seguir, a pesar de los desencuentros, profundizando sus lazos de amistad secular y de convergencia política y económica, sobre la base de valores espirituales occidentales compartidos y de intereses materiales interdependientes. 


EMILIO NOUEL V.

@ENouelV




miércoles, 9 de marzo de 2016

LA ACTIVACION DE LA CARTA DEMOCRÁTICA INTERAMERICANA
                      


La deriva autoritaria del gobierno venezolano sigue preocupando en el mundo. El rechazo a ella es creciente urbi et orbi. Sólo sus socios ideológicos y crematísticos, incluidos unos cuantos corruptos de la región, alcanzados hoy por la justica, siguen apoyándolo.

Luego del formidable triunfo de las fuerzas de oposición en el mes de diciembre pasado, que arrebató al chavismo los 2 tercios de la representación popular, el oficialismo ha pretendido desconocer las competencias constitucionales del parlamento, utilizando para ello un tribunal supremo indigno y abiertamente fraudulento, que con  interpretaciones acomodaticias e inconstitucionales pretende darle cobertura a  sus  actuaciones y mantenerlo en el poder a como dé lugar.

Esto ha generado un choque de poderes que ya se esperaba, aunque no al extremo de desconocer la voluntad popular expresada en los comicios, como ha ocurrido con la última decisión tomada por la sala constitucional, que busca disminuir el poder contralor de la Asamblea Nacional sobre la Administración.

Esta decisión es la reiteración de la conducta arbitraria que ha caracterizado al gobierno chavista.

Ciertamente, bien mirada y analizada, ella puede ser considerada, no sólo como violatoria de expresas normas constitucionales, sino también  de preceptos establecidos en tratados internacionales vigentes en nuestro país.

La mayoría opositora ha acordado solicitar la activación de la Carta Democrática Interamericana (CDI) para salir al paso de esta situación política. A ella se han sumado, parlamentarios de otros países y varias decenas de ex presidentes y personalidades mundiales. En campaña electoral, el hoy presidente de Argentina, Mauricio Macri, también planteó el asunto. Incluso, el secretario general de la OEA, Luis Almagro, ha emitido opiniones que traslucen una inclinación favorable a un  eventual escrutinio colectivo del régimen venezolano. 

En otras ocasiones he expresado mi opinión al respecto. Parto de una caracterización del régimen venezolano que lo califica de sistema neoautoritario, militarista y con vocación totalitaria. Sin duda es un híbrido, que echa mano de los mecanismos democráticos, los cuales desvirtúa, corrompe y vacía de sus contenidos esenciales, con vista a imponer una tiranía. Muy bien lo describe Jean Maninat: “es un movimiento envolvente y progresivo que fue cerrando las llaves que oxigenaban la independencia de los poderes (…), para transformarlos  en simples taquillas donde se tramitan de forma expedita y eficiente, las órdenes que bajan de Miraflores”.

La llamada cláusula democrática, contenida tanto en la CDI como en Mercosur y otros entes internacionales, prescribe que los países deben adecuarse a ciertos estándares democráticos mínimos, pues de lo contrario son susceptibles de sufrir sanciones.

La CDI, cuyo órgano de aplicación es la OEA, pauta un procedimiento en caso de que en país miembro se den “situaciones que pudieran afectar el desarrollo del proceso democrático o el legítimo ejercicio del poder (…) o de ruptura del orden democrático o una alteración del orden constitucional que afecte gravemente el orden democrático en un Estado”. (artículos 18 y 19 ejusdem).

Se ve, al menos, dos situaciones de afectación. Una, por ejemplo, un golpe de Estado contra un gobierno legítimo; y otra, una alteración del orden constitucional de tal gravedad que afecte el orden o proceso democrático.

¿En cuál de estas dos situaciones podría subsumirse el caso Venezuela? En la primera, obviamente, no. Los golpes de estado se dan contra los gobiernos.

Y en la segunda, no es fácil la respuesta, desde el punto de vista jurídico. ¿Qué entenderían los gobiernos por alteración del orden constitucional? 

De allí que no sea fácil tampoco para un gobierno de un país miembro de la OEA -en caso de que se aprobara considerar una solicitud del Secretario General, el Consejo Permanente o de un país miembro el problema de Venezuela- asumir una posición.

A mi juicio, en nuestro país se configura una grave alteración del orden constitucional que afecta su desarrollo democrático, y que amerita que la OEA tome cartas en el asunto. Por supuesto, mi interpretación, como venezolano, es producto de una apreciación de los hechos que abarca más de tres lustros. No se centra sólo en las últimas acciones infractoras de la Constitución nacional. El orden constitucional venezolano, el Estado de derecho,  ha sido más que dañado, pervertido, pisoteado, y ha creado una crisis sistémica que pone en peligro la paz no solo doméstica, también la de la región.

En su valoración ¿los gobiernos de la OEA tendrían la misma opinión que la que tenemos muchos venezolanos, que hemos presenciado los atropellos a los derechos humanos, las arbitrariedades, desinstitucionalización y abusos de toda naturaleza del gobierno chavista? ¿Tomarían en cuenta todos estos elementos?

Está claro que a luz de la normativa de la CDI, son los gobiernos los que en definitiva decidirían analizar o no la situación política particular de un país, o eventualmente, tomar una medida sancionadora. Sin un amplio concurso de ellos, sin su anuencia, no hay posibilidad de que se “active”  el mecanismo. El derecho internacional sobre la democracia vigente no tendrá fortaleza ni eficacia sino está detrás una voluntad política responsable y decidida fundada en principios compartidos.

Aunque son valiosas e importantes algunas iniciativas, no bastaría que los parlamentos de la región se pronunciaran en favor de una evaluación multilateral de la situación venezolana en el seno de la OEA.   

Hace falta que los gobiernos lo hagan también. La plena vigencia de la cláusula democrática en nuestro hemisferio sería un gran paso concreto hacia la consolidación de los principios universales democráticos, lo que significa, igualmente, el cumplimiento de un deber moral. Es menester una acción política e institucional que vaya más allá de la retórica para convertirse en realidad viva. La credibilidad de los líderes de la región aumentaría ante sus gobernados. Ganaría la democracia, todos ganaríamos. La institucionalidad interamericana también. Y Venezuela, por supuesto.

EMILIO NOUEL V.

@ENouelV  

sábado, 5 de marzo de 2016


LA DANZA MADURISTA DE LA LLUVIA



“…oramos para que llueva en Venezuela

Delcy Eloina Rodríguez, canciller de Venezuela

No falta mucho para que veamos a los del gobierno chavista escenificando en cadena nacional la danza de la lluvia.

En un ejercicio de pura imaginación y con mala leche, imagínese el lector el maravilloso espectáculo que nos brindarían. Reventarían el rating.  

Sería, pongámonos noveleros, una suerte de ceremonia a lo alto del Ávila -¡perdón! - de Waraira Repano, velas y velones por doquier,  imágenes del Negro Felipe, la India Rosa y la Reina Guillermina, en la que la inefable “cancillera” del país, ataviada cual indiecita maquiritare, con tocado de plumas de guacharaca y collar de quiguas y pepas de zamuro, unas maraquitas en cada mano, bailara sobre unos carbones al rojo vivo, como en Sorte, pidiendo a “La Reina” que interceda ante el espíritu de Guaicaipuro, deidad de la Corte India, para que lance sobre nuestra tierra reseca un diluvio aliviador que nos rescate de la sed, la oscurana, la sarna y el malo olor corporal.

A su alrededor, en círculo estricto, Nicolás, dando saltos con un tambor culo e’puya terciado al hombro; Aristóbulo, disfrazado de San Juan Guaricongo, fumando un habano enviado por el mismísmo Fidel; Diosdado, de incógnito, vestido como Mono de Caicara para que no lo reconozcan los militantes del PSUV; Carreño de Burriquita girando enloquecida y Cilia de sacerdotisa Beatriz Veit Tané, tomando y escupiendo buches de cocuy; todos en trance, en un baile frenético, echando espumas por la boca, mascullando una lengua ininteligible, al ritmo de una pieza escrita para la ocasión, por el excelso compositor folklórico Paul Silvester Gillman, y por supuesto, presidiendo el rito, una gigantografía de la deidad principal: el Difunto, el Eterno y Mayor Destructor de la comarca.

La performance sería para coger palco, sin duda. Incluso, algunos dolaritos, que tanto está necesitando el gobierno, podrían sacarse vendiendo los derechos de transmisión a HBO, fungiendo de presentadora del programa la dulce y simpática Iris Valera escoltada por Winston Vallenilla y el humorista Padrino López. No es mala idea, quizás compensaríamos parte de lo que no nos pagan del petróleo los gorrones caribeños, sobre todo, los cubiches.

A propósito de estos últimos, no estaría mal que colaboraran en este espectáculo con un grupo de babalaos, paleros ñáñigos y santeros abakuá, que podrían, con su participación, dar lustre a la ceremonia y, quién sabe, ayudar un poco al logro del objetivo, con algunos sacrificios de gallos o palomas, echada de caracoles mediante.

Con la ceremonia -la presentadora dirá- el gobierno demuestra fehacientemente, que es una cochina mentira la de la oposición democrática, de que el desastre de los  servicios de agua y electricidad no se debe a una conducción gubernamental incompetente, ignorante y corrupta. Que es una falsedad eso de que en otros países que padecen igual o peor el fenómeno del Ñiño, no falta la electricidad y la luz. Que de lo que se trata es que no hemos rezado u orado lo suficiente a María Lionza o Sai Baba, que no nos hemos practicado “despojos” y “limpiezas”, y aplicado los sahumerios indicados, y que, en fin, no hemos encomendado nuestros espíritus a los brujos y médiums adecuados.

Si seguimos imaginando la escena en cuestión, se me ocurre que no faltaría en el paroxismo de ella, un espontáneo que valientemente salte al ruedo -un columnista de Aporrea, por ejemplo- y que achispado por unos traguitos de más, de guarapita hecha en socialismo por Lácteos Los Andes, se mande con una estrofa como ésta:  

“El vice Aristóbulo, aé,

cabeza pelá, aé,

el año que viene, aé,

cesante estará…aé”.

Tam tam tam tam tam tam tam tam…..



EMILIO NOUEL V.

@ENouelV




miércoles, 2 de marzo de 2016


CRISIS EUROPEA Y RALENTIZACIÓN ECONÓMICA GLOBAL
  
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Todos los análisis de instituciones, expertos y comentaristas internacionales coinciden en señalar que el horizonte cercano de la economía mundial pinta muchos y oscuros nubarrones. Es un dato cierto, casi ineluctable, su ralentización. A pesar de la recuperación moderada de algunos países después de la crisis financiera que se desató en el 2008, los augurios no son muy optimistas para este año.
El FMI ha recalculado sus pronósticos y hace sus advertencias; llama a los líderes a tomar acciones urgentes y enérgicas para reducir los riesgos de descarrilamiento de la recuperación.
Por su parte,  la última reunión del G20 avizora los mismos vientos tempestuosos de recesión y estancamiento, y llama a una cooperación que propicie el crecimiento económico global, que eche mano de todas “las herramientas posibles”.
En este entorno complejo se ha asomado también otra crisis más particular: la de la integración europea, cuyas consecuencias podrían ser graves para esa región y el mundo, a menos que se imponga la sensatez, no sólo de los líderes, también de los pueblos.
Este trance preocupante, si bien comenzó con el grave desarreglo financiero que se desencadenó el 2008, hoy se exacerba con la inmigración de millones de personas que huyen de las matanzas del fundamentalismo islamista y de los distintos conflictos en Oriente Medio, hasta ahora sin vías claras de solución permanente.
El modelo de integración europea, exitoso y ejemplar, está viviendo momentos difíciles e inciertos, desafortunadamente. Movimientos políticos ultranacionalistas/populistas han tomado como objetivo abatir las instituciones comunitarias, que tanto bienestar social ha traído a los ciudadanos europeos por décadas. La bête noire de estos grupos es la UNIÓN EUROPEA, y según ellos, la causa de casi todos los males que los aquejan, lo que no es cierto.
Pareciera que las nuevas generaciones se han olvidado o desconocen que la fuente de los enfrentamientos sangrientos del siglo pasado y los anteriores, fueron precisamente tales impulsos chauvinistas absurdos. Estos nuevos izquierdistas desdeñan lo que un socialista dijo alguna vez: “el nacionalismo es la guerra” ( François Mitterand).
Resulta curioso ver cómo se juntan en la contestación de la Europa comunitaria, los dos extremos de la política. La derecha xenofóbica, fascista y racista con la extrema izquierda anticapitalista, autoritaria e intolerante. Ambos sectores, a mi juicio, suicidas políticos.
Olvidan o desconocen, igualmente, que el alto nivel de vida que disfrutan en la actualidad se debe a la Unión que con muchos esfuerzos y sacrificios se levantó después de la Segunda Guerra Mundial.
La deriva disparatada que hoy observamos en el Reino Unido y otros países resulta incomprensible. Incluso países que fueron admitidos recientemente andan ya contestando los valores que inspiraron a la Unión, como es el caso de Polonia.
El referéndum que tendrá lugar entre los británicos para decidir si siguen o no en el UE es la expresión de esa suerte de locura que se ha apoderado de importantes segmentos de Europa, aunque para algunos, la denominada BREXIT no sería mal de morir, pues siempre se podrán conseguir mecanismos alternativos que en lo económico no afecten tanto a la integración.
Pero en lo político sería otra la historia, y el efecto, con seguridad, resultará negativo. La defección del Reino Unido debilitaría el poder de Europa en el mundo.  Su peso no sería el mismo en las relaciones internacionales y de cara al resto de los poderes globales.
La negociación que recién las autoridades europeas han concluido con el gobierno británico para que ese país no se salga de la Unión ha provocado serias críticas; sería un retroceso desde estadios que se creían irreversibles.
De por sí, ellas son un síntoma contrario a la buena marcha del proceso de integración.
Ciertos observadores pesimistas comienzan a ver la disolución de Europa en un horizonte no muy lejano. Para el equilibrio necesario de poderes en el planeta sería una muy mala noticia.
Ojalá se imponga el sentido común en Europa y sea derrotado ese negacionismo absurdo que se ha apoderado de vastos sectores de esa región, alimentado por un chauvinismo demodé e inútil.

EMILIO NOUEL V.