lunes, 30 de septiembre de 2013

La historia sexual de los venezolanos en la colonia 

Roberto Lovera De-Sola

En verdad que la historia sexual de los venezolanos no se ha hecho como se debiera. Ella nos urge porque sin saber todo lo que sucede en la cama y en la mesa estamos incapacitados para comprender cualquier sociedad, en este caso la nuestra. Esto es así, porque como lo indicado el maestro mexicano Octavio Paz(1914-1998),
“Tratatese del sexo o del gusto, el placer deja de ser satisfacción de una necesidad para convertirse en una experiencia en la que el deseo simultáneamente nos revela lo que somos y nos invita a ir más allá de nosotros mismos para ser otros…Desde la perspectiva de la erótica o la gastronomía ´podemos dar una vistazo a la sociedad”[1].
No hay que olvidar que la práctica del sexo es una forma de conocimiento, de nosotros mismos y de nuestras parejas.
LA SEXUALIDAD EN LA SOCIEDAD COLONIAL
Quien mayor número de noticias sexuales y eróticas de la sociedad colonial ha logrado reunir ha sido el historiador Carlos F.Duarte(1939), en una de sus más largas investigaciones, lo que nos dice, bien fundamentado siempre en papeles del pasado aun guardados en nuestros repositorios, se hallará en su obra[2].
Antes de mostrar algunos ejemplos que nos ha parecido significativos al hacer nuestra investigación, debemos señalar los temas que Duarte pone ante nuestra consideración, al historiar el asunto, lo hace en base a los datos que ha encontrado en los archivos.
LOS ASUNTOS DE NUESTRA VIDA SEXUAL
Los temas examinados por este analista, el primero en ofrecer tantos pormenores sobre estos tópicos son: desde luego el significado de la pasión y el erotismo; la entrega a cambio de la palabra de matrimonio; el problema de la pérdida de la virginidad y del honor; el amor en el matrimonio y en la familia; los matrimonios desgraciados; el adulterio en la mujer; la viudez y la liberación del yugo conyugal, asunto este más que importante, pues al enviudar las mujeres recobraban su libertad, la que antes nunca había poseído, razón por la cual algunas no se volvieron a casar; los escándalos producidos cuando las pasiones son llevadas al extremo, y el hecho de la falta de recato; la mujer como víctima del matrimonio; el matrimonio no consumado; las mujeres feas; el divorcio, el canónico, que era el que existía en la sociedad colonial, asunto que permite ver que la primera vez que las parejas se separon en Venezuela no fue a partir de la institucionalñización del divorcio civil, gracias a la reforma del Código Civil, a principios del siglo XX(1904) sino desde muy atrás,
Otros asuntos muy bien tratados por Duarte son lo que sucede con la excesiva libertad otorgada a las mujeres; su modo de actuar ante el galanteo masculino;  también toca al lesbianismo en aquellos siglos,  cuyo ejercicio existió,  aunque indica que “el mundo de la homosexualidad femenina pasó casi inadvertido ante los ojos revisores de las autoridades religiosas”(t.I,p.159), pese a ello encuentró un caso sucedido en Maracaibo, hecho anotado por el obispo don Mariano Martí(1721-171792) en su Libro personal[3].
Observa Duarte en su estudio también como eran las mujeres en la intimidad; cuál era la libertad sexual que podían tener en tiempos de tantas prohibiciones, sobre todo de orden sexual y erótico; las mujeres provocativas; el ejercicio de la prostitución; los lugares, casi siempre oscuros, en donde se encontraban las parejas y las visitas de los confesores a las señoras, una costumbre importada de Italia, las cuales muchas veces, “terminaba por degenerar en amor sensual”(t.I,p.172).
PÁRA COMENZAR
Quizá debemos comenzar por tomar una cita del viajero francés Francisco Depons(1751-1812), que cita el historiador Duarte, en su libro sobre nuestra vida cotidiana en la colonia, como una forma de comenzar la exploración de estos temas, tan singulares siempre. Dijo el agudo observador galo:
”Hay mujeres que ceden, con toda la debilidad de su sexo, a las exigencias de su temperamento, a las intrigas del amor y a las necesidades domésticas. Esta clase, poco numerosa en realidad, halla más sencillo satisfacer los deseos que combatirlos. Por lo general todas las dificultades son cuestión de apariencia, y una vez salvada esta, lo demás se hace solo. De estas entrevistas clandestinas resultan con frecuencia embarazos que alejan al seductor, mientras se desespera la seducida”[4].
Al analizar estos asuntos hoy en día, tomados de lo que se dijo en los tribunales, indica Duarte que “Hoy estos testimonios tienen un enorme valor por los sentimientos expuestos, la manipulación de los mismos y el lenguaje coloquial que nos acercan al sentir, a la intimidad y al alma misma de los protagonistas”[5].
Hay que tener en cuenta, al lado del testimonio, de Depons, las observaciones sobre la belleza de las caraqueñas de esa época, siglo XVIII, que debemos a otro viajero francés, Pierre Daniel Martin Maillefer(1798-1877):
“Benditas son de Dios las hijas de Caracas. Andalucía les envidiaría sus atavíos, y su andar, y su piel de terciopelo. Brazos redondos, pies menudos, manos gentiles, senos palpitantes, cuyo firme contorno desdeña la ayuda del vil corsé; mirada ardiente y lánguida sonrisa…El irresistible imperio de sus gracias agotó los dones de los climas propicios”[6].
1642: FRAY MAURO DE TOVAR
Que Caracas fue siempre ciudad de mucha actividad sexual es un hecho. Además, nuestra literatura, no es casual, está cargada de sexualidad.
Las noticias más antiguas que hemos logrado allegar fueron los sonados escándalos de los días del obispo fray Mauro de Tovar(1605-1666), en el siglo XVII(1640-1654), de hondas connotaciones sexuales, tal lo rebelan quienes han estudiado el tema como Andrés F.Ponte(1881-1948) en su Fray Mauro de Tovar[7], Blas Millán(1901-1960) en su delicioso El agresivo obispado caraqueño de don fray Mauro de Tovar[8] y Francisco Herrera Luque en Los amos del valle[9]. El historiador Lucas Guillermo Castillo Lara(1921-2002), dijo de él que era
“Apasionado en extremo, defendía a ultranza lo que creía…poseía una peronalidad dominante y hasta tiránica, orgulloso, despiadado y hasta arbitrario en sus procederes”[10]. Ángel Raul Villasana(1920-2004), nuestro sutil bibliógrafo, lo llamó “Fogoso y pendenciero obispo”[11].
Fray Mauro, signos de sus malestares mentales, siempre tuvo grandes polémicas, tanto con la comunidad Mercedaria como contra el gobernador Rui Fernández de Fuenmayor(1603-1651). Pero la más escandalosa de sus polémicas fue el llamado “caso Ponte”, el cual se dio cuando una mujer,Ana de Cepeda, pidió al obispo el divorcio de su esposo Pedro Navarro a quien acusó de los malos tratos de él recibidos por ella y por estar amancebado con su hermana Jimena Ponte. Después de los interrogatorios el obispo dio la orden de detención de los dos hermanos, Jimena y Pedro; también excomulgó a los hermanos Gabriel Navarro y Elvira Ponte por haberse negado a presentarse al juicio incoado por el metropolitano contra su familia.. En 1643 los dos acusados, Pedro Navarro y Jimena Ponte, una vez condenados por fray Mauro se escaparon de la prisión. También condenó a la madre de ambos por encubrir el incesto de los dos hermanos, sus hijos. Fue entonces cuando la familia Ponte acudió a pedir justicia ante la Real Audiencia de Santo Domingo y el arzobispado de esa ciudad, del cual dependía la diócesis de Caracas, pidiendo justicia ante los arrebatos de fray Mauro. También el gobernador acusó al agreviso obispo ante el rey Felipe IV(1606-1665). En ese momento tanto el gobernador Fernández de Fuenmayor, su teniente general y los alcaldes ordinarios habían sido excomulgados por el obispo por su actutud en defensa de los acusados. Entonces al pedirle la Real Audiencia y al arzobispado a fray Mauro los papeles del juicio este se negó a engtregarselos, lo que era ilegal, por lo cual fray Mauro también fue excomulgado por la arquidiocesis de Santo Domingo. El caso fue entonces enviado al Consejo de Indias. En 1646 el Consejo de Indias perdonó y amonestó a fray Mauro, mándandolo a cumplir la leyes. En 1650 el Consejo de Indias, sin encontrarle salidas al asunto, nombró a fray Mauro obispo de Chiapas. Después de haber provocado todos estos sucesos, fray Mauro en el momento de tomar el barco en La Guaira dijo, sacudiendo sus sandalias: “De Caracas no quiero ni el polvo, ahí se los dejó”[12].
Desde luego, la gran controversia sucedida en una ciudad tan pequeña como Caracas, que no tenía aun ni 6000 habitantes, fue grande. Aquello tuvo connotaciones sexuales, dado el asunto que se trató ante el mitrado: un caso de incesto. Y también por el hecho, entre otros, de haber mandado el obispo a latigar a doña Jimena desnuda en plena calle.
1765: JUAN VICENTE BOLIVAR Y PONTE
También conocemos bien hoy en día, de forma documentada, la vasta actividad sexual de don Juan Vicente Bolívar y Ponte(1726-1783) en San Mateo, acciones que corresponden a lo que hoy conocemos como actos de acoso sexual. Todo esto lo hzio siendo soltero, ¿cambió al casarse?. Don Juan Vicente fue el padre de los hermanos Bolívar Palacios, de Simón José Antonio entre ellos.
1771: EL DIARIO DE MIRANDA
Desde luego tenemos el Diario(1771-1792) de don Francisco de Miranda(1750-1816), el primer venezolano en consignar por escrito todos los detalles de su rica vida sexual. Su biógrafo Tomás Polanco Alcántara(1927-2002) señala que estuvo con cerca doscientas mujeres[13]. Eso  es lo que hoy, en el cine, se llama “dormir con” cuando es al revés: es “estar despierto con” sobre el lecho, no es “salir con” sino “entrar con” a la habitación: ¿para que ser hipócritas al registrar tan decisivo y vital hecho?.
1793: JOSEFA LOVERA OTAÑEZ
Existen, sin embargo, algunas otras historias pesquisadas por los estudiosos de la historia de nuestra vida cotidiana, como uno fielmente reconstruido por Dora Dávila sobre Josefa María Lovera Otañez y Bolívar, una ascendiente de quien esto escribe, como todos los Lovera Otañez. Fue aquella Josefa mujer de activa vida sexual, se escapaba por los muros de su casa para irse a encontrar con su amante. Y, pese a su pasión, llegó a embarazarse de su secreto enamorado, no se usaban en la Caracas del siglo XVIII los condones que ya existían, como nos lo indican testimonios europeos de la misma época que hemos podido leer. “Vaina profiláctica” se la llamaba. Fue el condón el que nos explica que un hombre de aquella misma época, de tan activa vida erótica como el Precursor Miranda no tuviera hijos sino hasta el día que los deseó tenerlos. Otro contemporáneo suyo, el ilustre James Boswell(1740-1795), los usaba, como él mismo lo dice[14]. Al condón lo definió nuestro Salvador Garmendia(1928-2001) como “simpático verdugo demográfico”[15]. Tal fue el vivir de Josefa que fue demandada en divorcio por su esposo Martín Nicolás Xerez de Aristiguieta y Bolívar(1736-1807), hombre infiel también él, pero había entonces la doble conducta con la relación a las mujeres, estas debían ser castigadas por sus infidelidades, ellos no[16]. Por cierto, que el divorcio existía entonces, hubo varias mujeres divorciadas ya en aquellos años. Desde luego no existía el divorcio civil, establecido en nuestro país en 1904, sino el eclesiástico.
1774: BELEN JEREZ DE ARISTIGUIETA
Otra historia que conocemos, con bastante nitidez, es la de Belén Jerez de Aristiguieta Blanco(1765-1850), una de las Nueve Musas, a quien se atribuye la maternidad de dos próceres, Manuel Carlos Piar(1774-1817) y José Félix Blanco(1782-1872). También ella se divorció de su esposo. Y fue la mujer más liberada de esa época.
1792: MARIA ANTONIA BOLIVAR
Aquí nos encontramos con unos hechos que hay que desarrollar con más detalle, solo damos aquí su noticia. Son las historias amorosas de María Antonia Bolívar(1777-1842), mujer de intensa vida íntima, extraconyugales las dos primeras, de las cuales nacieron dos hijas, descendientes suyas, probadas documentalmente, pero que los genealogistas no registran, estos siempre soslayan las relaciones tenidas fuera del matrimonio, no saben hasta qué punto se equivocan porque sortean un hecho en la vida social venezolana: la importancia de los hijos naturales en el devenir venezolano. Sobre las hijas naturales de María Antonia ya había tratado Inés Quintero en La criolla principal; la tercera de sus relaciones conocidas, vivida ya como viuda, lo era desde 1821, mencionada brevemente en La criolla principal, fue la relación con José Ignacio Padrón, lo hizo casi tangencialmente por carecer entonces de la documentación que después halló, esta le permitió tratar con pormenor esos amores en El fabricante de peinetas. Aunque aquello era conocido pues, en el momento de suceder, Sir Robert Ker Porter(1777-1842) había dado noticias del hecho en su Diario.
Si asuntos personales, como este de María Antonia Bolívar, llaman aun hoy tanto la atención ello se debe que aun no se ha hecho, cosa que urge, la historia sexual de los venezolanos y las venezolanas[17].
¿QUÉ LIBROS EROTICOS LEIAN LOS VENEZOLANOS?
Hay otro hecho que ha sido anotado por José Balza(1939): el desconocimiento que aun tenemos sobre cuáles eran los libros eróticos que leían los caraqueños del siglo XVIII[18]. Solo hemos hallado hasta ahora un solo indicio en una obra de ficción, es un libro titulado Los placeres del amor, citado por Ana Teresa Torres(1945)[19]. En Caracas este libro llegó en inglés, The Plausure of Love.
Sobre esta obra el historiador Leal encontró un documento en el Archivo de Indias, Sevilla(Sección Audiencia de Caracas, Legajo 434), que dice:
“En la ciudad de Caracas, a trece de enero de mil setecientos noventa y cuatro[1794]. Los señores Presidente, Regente y Oidores de este día vieron  un librito dosavo impreso en Londres en el año de mil setecientos cincuenta y cinco[1755], en idioma inglés e intitulado The Plausure of Love, que entregó al mismo acuerdo[Real Audiencia de Caracas] el señor don Juan Nepomuceno Pedroza, expresando habérsele entregado un eclesiástico, y en cumplimiento de la ley siete, título viente y cuatro, libro primero de la Recopilación de Indias, acordaron que pase a las manos del ser Presidente, Gobernador y Capitán General con oficio reservado y testimonio al Reverendo Obispo de esta Diócesis y lo rubricaron. Es copia fiel de su original que queda archivado en esta Real Auciencia. Rafael Diego Mérida. Escribano de la Cámara interino”[20].
Indica también el profesor Leal, trascrito el documento que acabamos de citar,”Sin duda que con este libro, la traducción del Contrato social de Rousseau realizada en Caracas en 1796 por el ingeniero Patricio Ronán y los versos satíricos que clandestinamente llegados de Madrid repartía don Manuel Gual(1759-1800) sobre el famoso Motín de Esquilache(1766), las autoridades civiles y eclesiásticas andarián muy preocupadas por el tremendo cambio en el gusto de las lecturas de los moradores caraqueños”[21].
Y refiriéndonos a Los placeres del amor, que es la traducción del título que hemos citado en inglés, las indagaciones que hemos hecho en obras bibliográficas y catálogos de bibliotecas, nos indican que al parecer este título puede ser una edición del Kamasutra, el amplio tratado sánscrito sobre la sexualidad, procedente de los siglos IV al VI de nuestra era. Todo esto nos interesa porque el siglo XVIII fue una centuria donde la sexualidad tuvo lugar particular, fue el tiempo, entre otros, de la novela libertina, época del marqués Donatien de Sade(1740-1814) y de Giacomo Casanova(1725-1798), autores ambos de famosas obras eróticas.
El único testimonio venezolano exacto que tenemos sobre estos asuntos es el hecho de que Miranda, ¡siempre don Francisco, precursor en todo!, tenía en su biblioteca, en 1780, un libro sobre la masturbación, se titulaba según el catálogo de sus libros: Onanisme, su autor fue Thisos, en diez volúmenes[22]. El que lo tuviera lo podemos explicar muy bien hoy en día gracias al vasto estudio sobre la masturbación de Thomas Laqueur[23], especialmente en su capítulo primero, que se refiere al asunto en el siglo XVIII(p.15-99). Sospechamos, gracias a la notable investigación de Laqueur sobre el tema, que este Thisos, que dice el catálogo mirandino, pudo ser muy bien Samuel Auguste David Tissot, un destacado tratadista del tema en aquellos días, “quien logró finalmente dar respetabilidad a la exposición del onanismo en 1759”(p.43).
Debemos recordar aquí que onanismo y masturbación son dos hechos distintos, aunque ambos de naturaleza sexual. Onanismo fue lo hecho por Onán, que traen los textos bíblicos, quien para no embarzar a su esposa, quien era la viuda de su hermano, como lo mandaba la ley hebrea, arrojaba a la tierra el semén con que debía preñarla(Génesis; XXXVIII,8-11), esto sucedió en las tierras de Canaán. En verdad por aquella acción, Dios castigó a Onán. Ese onanismo es un modo anticonceptivo y es lo que hoy denominados un “cogitus interrumpus”, que muchas parejas practican. En cambio la masturbación es el acto más personal e íntimo de producirse placer utilizando la mano derecha para provocarse placer, acariciandose el pene los hombres, la vagina las mujeres.
Son estas, algunas de las noticias sobre la vida íntima que habrá que anotar en la futura historia de la vida sexual venezolana.

[1] Octavio Paz: “La mesa y el lecho”en El ogro filantrópico. Barcelona: Seix Barral,1979,p.212-234. La cita proce de la p.215. Este ensayo ha sido uno de los ejes seguidos para tratar el asunto que tratamos.
[2] Carlos F. Duarte: La vida cotidiana en Venezuela durante el período colonial. Caracas: Fundación Cisneroas,2001. 2 vols. Esta es una obra más que esencial para el estudio del vivir venezolano durante las tres décadas del período hispánico.
[3] Este Libro personal  constituye los tomos I-II de Mariano Martí: Documentos relativos a su Visita Pastoral de la DIócesis de Caracas. Estudio preliminar: Lino Gómez Canedo. Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1969. 7 vols.
[4] Francisco Depñons: Viaje a la parte oriental de la tierra firme en la América Meridional. Traducción: Enrique Planchart. Caracas  Tip. Americana/Academia Nacional de la Historia, 1930. VII,XIX,518 p.. La cita procede de la p.122. La primera edición de esta obra fue impresa en francés en 1806. Fragmento citado también por Catlos F.Duarte: La vida cotidiana en Venezuela durante el período  hispánico,t.I,p.111.
[5] Carlos Duarte: La vida cotidiana en Venezuela durante el período hispánico,t.I,p.112.
[6] Pierre Daniel Martin Maillefer: Los Novios de Caracas.2ª.ed. Traducción y preámbulo: Santiago Key Ayala. Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República,1954. 155 p. La cita procede de la p.51.
[7] Andrés F. Ponte: Fray Mauro de Tovar..Caracas: Editorial Cecilio Acosta,1945.359 p.
[8] Blas Millán: El agresivo obispado caraqueño de Fray Mauro de Tovar.Caracas: Tipografía Vargas,1956. XII,205 p.
[9] Francisco Herrera Luque: Los amos del valle. Barcelona: Pomaire, 1979. 2 vols. Ver el t.II,p.21-82.
[10] Lucas Guillermo Castillo Lara: Los Mercedarios y la vida politica y social de Caracas en los siglos XVII y XVIII. Caracas: Academia Nacional de la Historia,1980. 2 vols. La cita procede del t.I,p.83. Esta parte es un buen estudio,el más cercano a la hora de tratar este asunto, que se haya decidado al obispado de fray Mauro. Esta obra es, además, una rica fuente para el estudio del siglo XVII venezolano, centuria de la cual seguimos careciendo de un mayor número de estudios, después del que nos ofrece Guillermo Morón en su Historia de Venezuela.
[11] Angel Raúl Villasana: Ensayo de un repertorio bibliográfico venezolano(1808-1950). Caracas: Banco Central de Venezuela,1969-1976. 6 vols. La cita procede de la t.V,p.599.
[12] Esta es lña síntesis del litio que ofrece Astrid Avendaño en Tovar, Mauro de”, en Varios Autores: Diccionario de Historia de Venezuela,t.IV,p.69-71.
[13]  Tomás Polanco Alcántara: Francisco de Miranda. ¿Ulises, Don Juan o Doin Quijote?. Caracas: Ediciones GE,1997. 779 p. La cita procede de la p.335.
[14] James Boswell: Diario londinense. Barcelona: Ediciones del Bronce,1997. 439 p.La cita procede de la p.78
[15] Salvador Garmendia: Crónicas sádicas. Caracas: Pomaire,1990. 161 p. La cita procede de la p.44. El titulo de estas sabroisas crómicas se refiere a que fueron publicadas en la revista caraqueña El Sádico Ilustardo, dirigida por nuestro gran Zapata.
[16] Sobre esta pareja ver el estudio de Dora Dávila; “Se tiraban fuertemente el honor” en Varios Autores: Quimeras de amor, honor y pecado en el siglo XVIII venezolano”(p.65-100.
[17] Inés Quintero: La criolla principal. María Antonia Bolívar hermana del Libertador. Caracas: Fundación Bigott, 2003. 160 p.; Inés Quintero: El fabricante de peinetas. Ultimo romance de María Antonia Bolíavr. Caracas: Alfa, 2011. 223 p.;; Sir Robert Ker Porter: Diario de ui diplomátiico británico en Venezuela. Prólogo: Malcolm Deas.Traducción: Teodoio Leal. Caracas: Fundación Polar. 1997. 1040 p.. La información a la que aludimos está en las p.775-776.
[18] José Balza: Pensar a Venezuela. Caracas:Bid & Co. Editor,2008. 226 p.La referencia está en las p.107.
[19] Ana Teresa Torres: Doña Inés contra el olvido. Caracas: Alfa, 2008. 255 p.. La cita procede de la p.125. También se refiere a este libro Ildefonso Leal en sus Nuevas crónicas de historia de Venezuela. Prólogo: José Ángel Ciliberto. Caracas: Academia Nacional de la Historia, 1985. 2 vols. Ver “Un libro erótico y unos versos satíricos en la Caracas del siglo XVIII”(t.II,p.189-191).
[20] Citado por Ildefonso Leal: Nuevas crónicas de Historia de Venezuela,t.II,p.190.
[21] Ildefonso Leal: Nuecas crónicas de historia de Venezuela,t.II,p.190.
[22] Los libros de Miranda.2ª.ed. Prólogo: Arturo Uslar Pietri. Estudio bibliográfico: Pedro Grases.  Caracas: La Casa de Bello,1979. Varias paginaciones. Ver en este caso la p.XLV.
[23] Thomas Laqueur: Sexo solitario. Una historia cultural de la masturbación. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica,2007. 503 p.
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