miércoles, 31 de julio de 2013

UNA CIERTA VISIÓN PARROQUIAL DE LA POLÍTICA

                                

He cuestionado siempre la visión parroquial que tienen muchos, incluso pretendidos líderes, acerca de la política. En tal sentido, resulta incomprensible la posición desdeñosa de algunos respecto de lo internacional, que no sabemos si es por ignorancia o simple miopía. Esa cortedad de miras les impide percatarse de un mundo cada día más interdependiente con el cual hay que contar para cualquier actividad. 
Sin duda, lo fundamental de la acción política se realiza en el lugar inmediato de los acontecimientos sociales y económicos. Al calor de las circunstancias más próximas que nos rodean se fraguan los liderazgos. Y la legitimidad de éstos depende del apoyo de quienes están más cerca, de los que pueden elegir para cargos de representación popular o de gobierno. Es de Perogrullo repetirlo. 
No obstante, la política no es sólo la parroquia, el municipio o la provincia. Sobre todo en el mundo de hoy en el que estamos interconectados en tiempo real más allá de la fronteras patrias, y de cuyos acontecimientos no nos podemos sustraer, por muy lejos que ellos se produzcan. Lo que sucede en el exterior repercute en nosotros, y lo que ocurre al interior tiene consecuencias fuera. 
La política, particularmente en entornos en los que las garantías democráticas están disminuidas o no existen, donde las exigencias y riesgos para el luchador democrático son mayores, requiriéndose, más allá de las fortalezas propias  y de los recursos con que cuenta en el espacio inmediato nacional, la solidaridad y el apoyo activo de las fuerzas democráticas amigas que hacen vida en otros países.  
En tales difíciles circunstancias, la política que practican los líderes democráticos en el ámbito doméstico no puede desvincularse de la de sus pares, sean afines ideológicos o no. 
Es por ello que todo líder u organización debe otorgar un espacio importante a la diplomacia, la cual, por ningún concepto, puede ser desdeñada. No es casual que los partidos políticos siempre hayan dispuesto sabiamente de una secretaría internacional, ni que algunas familias políticas hayan creado organizaciones internacionales en las que intercambian experiencias,  ventilan variados temas y establecen mecanismos de apoyo mutuo. En el presente, los demócratas venezolanos están viviendo momentos complejos y difíciles. Las violaciones a la Constitución y los derechos humanos son el pan de cada día. El trabajo político se está haciendo en un ambiente viciado, represivo, en el que todos los poderes del Estado, en comandita, persiguen implantar un sistema tiránico de vocación totalitaria.  Más que en otras épocas infaustas, hoy, la solidaridad y el respaldo de los demócratas del mundo, son necesarios.  Y hasta cierto punto los contactos internacionales podrían ser mecanismos disuasivos para los déspotas a la hora en que piensen cometer arbitrariedades.
De allí la necesidad de reforzar y multiplicar los vínculos y las acciones en el exterior del país. Ello ha obligado al gobierno a también reactivarse en ese campo, siguiendo la línea que el finado presidente trazó, consciente como fue del peso de las relaciones internacionales para su proyecto. 
La Mesa de la Unidad Democrática, Henrique Capriles y otros dirigentes políticos han comprendido esta exigencia y realizado exitosas visitas a diversos países del hemisferio y más allá, logrando importantes y decisivas adhesiones a la causa democrática venezolana por parte de políticos, partidos y personalidades de diverso origen ideológico.  
Lo he dicho en otras oportunidades. A pesar de que sintamos lo contrario a veces, los demócratas de Venezuela no estamos solos. En la dura y desigual lucha que estamos librando, contar con esos apoyos externos es crucial. 
El partido político y los líderes modernos deben deslastrase de una vez por todas de la estrecha y parroquial visión que aún tienen de la política. Ésta, hace tiempo que dejó de ser la que se practicaba en los confines de la ciudad.




EMILIO NOUEL V.
@ENouelV
emilio.nouel@gmail.com  



                      LA ALBA EN DECADENCIA

                                 

Los gobernantes de la ALBA no cesan de hacer el ridículo, ésa parece ser su vocación. Los gobiernos serios de la región y el mundo los soportan porque no les queda otra alternativa, pero entre bastidores los desprecian.
Los albanos se caracterizan no sólo por la reiteración insufrible y aburrida  de un discurso cargado de anacronismos políticos, de una retórica de naftalina, cada vez que se reúnen en sus aquelarres. También llaman la atención por las ideas extravagantes que suelen plantear, producto de una ideología demencial.
Como se sabe, la ALBA es una suerte de junta de gobernantes en la que se han congregado hasta el presente los beneficiarios de las dádivas provenientes del petróleo venezolano. Desde allí Chávez quiso levantar una organización que promocionara su  proyecto político-ideológico. Con ese grupo, pretendía condicionar y controlar apoyos internacionales que le permitieran consolidarse en el poder en su país. En ningún momento, pensó que para Venezuela tales vínculos le proporcionarían algún provecho económico. La cuestión era regalar lo que supuestamente sobra en nuestro país, sin esperar una contrapartida. Así se entiende la “solidaridad” en el socialismo del Siglo XXI.
El petropopulismo y su expresión internacional, la diplomacia petrolera,  ha sido el arma utilizada por el chavismo para ganar adhesiones oportunistas. Ingentes recursos financieros han drenado a un grupo de países necesitados de ayuda y de productos energéticos a precios subsidiados. A Cuba le ha tocado la parte del león en esta operación de manirrotismo insólito.
Pero la jugada, hasta ahora, ha dado buenos resultados para los intereses políticos de los bolivarianos.
Nicolás Maduro pretende seguir la senda señalada por el finado presidente. Con la diferencia de que los enormes recursos han mermado, gracias a una política económica desastrosa, el despilfarro y la corrupción, factores que han colocado la crisis económica nacional encima de los venezolanos.
No obstante, para los más “resteados” con la ALBA, es menester mantener la cohesión en el frente internacional, y esta organización, a pesar de que tiene un peso muy modesto, es, al menos, una plataforma para aparentar fortaleza. Y quizás también para mostrar los dientes que no se tienen, lo que puede servir de algo.
La última extravagancia y risible idea proveniente de un gobernante de esa “Corte de los Milagros” que es la ALBA, es la que plantea la creación de una organización militar, al estilo de la OTAN, entre los países de ese grupo.
En este caso, el disparate y el ridículo son del señor Evo Morales. 
Cualquier observador sensato que lea esas declaraciones debe quedar turulato con tal despropósito. Países, como dice la expresión popular, que en su mayoría no tienen en dónde caerse muertos ¿creando organizaciones militares, cuando tienen tantas necesidades sociales apremiantes?
Esto es solo propio de gobernantes delirantes, paranoicos.
En la reunión reciente en Quito, además de arremeter de manera absurda contra el sistema hemisférico de protección de los Derechos humanos y el nuevo esquema de integración Acuerdo del Pacífico, plantean los albanos la creación de una “zona económica poderosa, alternativa al libre comercio”, a la cual invitan a Mercosur.
Imagino a muchos mercosurianos preguntándose “cómo se come eso”. En un mundo interdependiente como el actual ¿cómo se crece y desarrolla un país sin libre comercio y confrontando a todos con una ideología demodé?
Una vez más los de la ALBA demuestran que su interés no es la integración económica y comercial sino la ideología. Correa, quien aspira a liderar el grupo después de la muerte de Chávez, lo dijo claramente esta semana: “es una declaración de conceptos, ideológica, política, como debe ser básicamente este foro, basta de satanizar la política.
Sin los dólares del petróleo venezolano, la ALBA comienza su declive ineluctable.
Con retórica hueca e inútil es muy difícil construir países prósperos y fuertes.

EMILIO NOUEL V.



domingo, 28 de julio de 2013

LA AGRESIVA POLÍTICA COMERCIAL CHINA

                               
Ian Bremmer
¿Por qué una empresa china semidesconocida ha puesto en marcha un plan para construir un canal que atraviese Nicaragua? No se ha escogido aún ninguna ruta concreta y las dificultades medioambientales y de ingeniería a las que se enfrenta la obra son enormes, pero el Gobierno nicaragüense aprobó hace poco una concesión de 50 años a la empresa para la realización y explotación del proyecto. Se calcula que el plan tendrá un coste aproximado de 40.000 millones de dólares, una suma que es cuatro veces mayor que el PIB anual del país centroamericano. Sabemos por qué el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, está interesado en que se lleve adelante. La construcción del canal podría reducir drásticamente el número de desempleados en el país, y los ingresos obtenidos por los derechos de tránsito podrían contribuir a la lucha contra la pobreza.
Ahora bien, ¿qué motivo es el que impulsa a una empresa china a asumir los inmensos costes y riesgos asociados al proyecto? Según un portavoz de la compañía, el tráfico de buques petroleros crecerá a toda velocidad en paralelo al comercio mundial, en especial cuando la revolución energética en Estados Unidos impulse un aumento de las exportaciones de recursos energéticos a Asia desde los puertos situados en el golfo de México. Además, como ocurre con los proyectos de infraestructuras financiados por empresas chinas en África y otras partes del mundo en vías de desarrollo, las obras crearán puestos para trabajadores chinos, y el canal garantizará el paso del petróleo, el gas, los metales y los minerales que China necesita para alimentar su crecimiento.
Esta historia contiene importantes enseñanzas para los Gobiernos y las empresas que compiten con grupos chinos en todo el mundo. En primer lugar, las compañías chinas pueden permitirse correr unos riesgos que para otros son inasumibles. Las empresas de propiedad estatal cuentan con el respaldo político y económico de sus Gobiernos, y ese es un factor que les da una ventaja comercial fundamental. Pero incluso las firmas que no son propiedad directa del Estado pueden obtener condiciones de financiación muy favorables si Pekín considera que sus planes de inversión son creíbles y que redundan en beneficio de los objetivos del Gobierno. En algunos casos, incluso pueden permitirse el lujo de sufrir pérdidas cuantiosas.
Lo que tenemos ante nuestros ojos es capitalismo de Estado, un sistema en el que los Gobiernos utilizan las empresas de propiedad estatal, otras empresas de propiedad privada pero políticamente leales, bancos y fondos soberanos para hacer realidad sus objetivos políticos. Se trata de un intento sistemático de usar los mercados para construir prosperidad y, al mismo tiempo, hacer todo lo posible para garantizar que sea el Estado el que decida quién resulta beneficiado. Y ningún Gobierno practica el capitalismo de Estado a mayor escala ni con tanto éxito como China.En segundo lugar, las empresas chinas pueden hacer negocios con socios que otros consideran que representan un riesgo excesivo. La mayoría de las empresas de todo el mundo se lo pensarían antes de invertir en un proyecto cuyo éxito depende de la fiabilidad de un Gobierno como el de Nicaragua, que es históricamente hostil a los intereses de Occidente, carece de calificación de solvencia para los inversores y podría nacionalizar el canal en el futuro. Sin embargo, Nicaragua no dispone de suficientes amigos internacionales como para atreverse a enemistarse con los ricos socios comerciales de Pekín. De hecho, las empresas chinas podrían utilizar su peso diplomático para obtener unas condiciones comerciales mucho más favorables que las que proporciona el canal de Panamá.
Por supuesto, esta estrategia no se limita en absoluto a Nicaragua. China es el país cuyas inversiones más están creciendo en Latinoamérica y es ya también el mayor socio comercial de pesos pesados de la región como Brasil y Chile. Las exportaciones latinoamericanas a China aumentaron de 5.000 millones de dólares a 104.000 millones de dólares entre 2000 y 2012. La reciente visita de Estado de tres días del presidente Xi Jinping a México culminó con el anuncio de un partenariado estratégico y la expansión de los lazos comerciales, así como la garantía de que México reconoce oficialmente que Tíbet y Taiwán forman “parte inalienable del territorio chino”. Además, Canadá está desarrollando una intensa campaña para expandir su comercio con Asia en general y con China en particular.
En algunos círculos de Washington preocupa que las inversiones chinas en el hemisferio occidental sean un elemento más de la rivalidad geopolítica con Estados Unidos. Es indudable que, en Pekín, algunos piensan que el giro estadounidense hacia Asia, que incluye un mayor énfasis del Gobierno de Barack Obama en los vínculos comerciales y el traslado de recursos militares a la región, ha despertado la indignación de los dirigentes chinos, algunos de los cuales han llegado a decir que Estados Unidos quiere rodear China e impedir su crecimiento.
Sin embargo, el hecho de que la agresiva política comercial e inversora de China no sea un avance estratégico en el gran tablero de ajedrez no significa que las empresas y los Gobiernos extranjeros no deban estar preocupados por ella. Para empezar, en todos los países en vías de desarrollo, las empresas multinacionales de propiedad privada tienen que competir con las empresas estatales que cuentan con el respaldo del Estado chino y un considerable apoyo económico y político de sus respectivos Gobiernos, por lo que no compiten en condiciones de igualdad.Pero China no está creando nuevos lazos comerciales en Centroamérica y América Latina como parte de una campaña de estilo soviético para establecer una cabeza de puente en el patio trasero de Washington. China y las empresas chinas están desarrollando también cada vez más actividad en África, Oriente Próximo, el sureste asiático y Europa, donde buscan obtener beneficios de sus inversiones, tener acceso a un número cada vez mayor de consumidores capaces de comprar las exportaciones chinas y asegurar a largo plazo el abastecimiento de los recursos que necesita el país para sostener el crecimiento, crear nuevos puestos de trabajo y reforzar la estabilidad interna. Eso sin contar con que, en Pekín, muchos funcionarios bien relacionados están ganando mucho dinero con estos acuerdos y contratos.
Y, si las empresas de otros países deben estar preocupadas por la fortaleza de China, por otra parte, a los Gobiernos deberían inquietarles todos los factores que hacen a China vulnerable. Al establecer todas esas nuevas relaciones en el mundo en vías de desarrollo, Pekín está asumiendo de forma precipitada unos riesgos políticos que no va a poder gestionar por falta de experiencia. En especial, a medida que el aumento de la producción nacional de energía en Estados Unidos le haga depender cada vez menos del crudo procedente de Oriente Próximo y África, China, con sus grandes necesidades energéticas, irá involucrándose cada vez más en los problemas de la región.
Y esa es una posibilidad que debe preocuparnos a todos, porque esta potencia, aún en pleno desarrollo y con un futuro que puede ser inseguro, pronto será la mayor economía del mundo, y eso hará aflorar unas debilidades que tendrán consecuencias para todos los que hacen negocios con China y para todos cuya vida depende de la estabilidad de la economía mundial.
Ian Bremmer es fundador y presidente de Eurasia Group, la principal firma mundial de consultaría e investigación sobre riesgos políticos. Su libro más reciente esEvery nation for itself: Winners and losers in a G-Zero World, details risks and opportunities in a world without global leadership.
Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.

jueves, 25 de julio de 2013

BERGOGLIO, “EL BOLCHEVIQUE”


De arrancada, debo decir que el nuevo Papa me cayó muy bien desde los primeros días de su nombramiento. Lo que sabemos de su conducta como pastor de almas y hemos visto una vez asumido el cargo, me han reafirmado en esa primera impresión. Su sencillez, su “fuerza tranquila”, buen humor y la seguridad que transmite me llamaron la atención.
En estos días que corren está visitando nuestro patio, y aunque no practico religión alguna, soy un "católico sociológico", pertenezco a ese nebuloso grupo que llaman agnósticos, a pesar de estar debidamente bautizado en la fe católica, no dejo de estar atento a las cosas que dice y hace Bergoglio.
Ciertamente, en su discurso y en las pocas acciones que ha tomado, debemos advertir que con él posiblemente venga una onda de renovación que no sé si será exitosa o si de verdad produzca cambios profundos en la iglesia católica, lo que muchos, por cierto, están pidiendo.
Obviamente, por más que él sea quien es, no basta con su disposición y sólida voluntad para empujar las transformaciones que, barrunto, quiere concretar. La iglesia católica es una institución no ajena a la pugna de intereses, a la lucha por el poder. No es sólo lo espiritual lo que allí se debate. De todo hay en la viña del señor, diría el padre Luis, mi profesor de religión en  bachillerato.  
No traigo oro ni plata, sólo a Cristo, palabras más, palabras menos, le oí decir a Francisco I a su llegada a Brasil. En esas sencillas palabras, ya hay una definición, una postura existencial, una doctrina, una vocación, que preanuncia por dónde van los tiros. Una iglesia pobre para los pobres, dicen que es la idea-fuerza que predica. Algunos lo llaman "el Papa de la gente". Llama a enfrentar a los ídolos que se ponen en el lugar de Dios. Amanecerá y veremos.
Le han querido comparar con otros papas. Algunos dicen que sería una mezcla de Juan XXIII con Juan Pablo II. Pero me temo que estamos frente a alguien diferente, con un perfil específico.
A Bergoglio, lo siento, más allá de líder, un militante. Un hombre entregado en cuerpo y alma a una fe, a una idea en la que cree con fervor intenso, convicción y abnegación. No parece quedarse en las alturas doctrinales, como su antecesor. Sabe lo que quiere, ésa es la percepción que tengo a la distancia.
Para rematar, y esto no es despectivo, es jesuita. Dato que por más que se diga que no tiene relevancia, la tiene.
La Societas Jesu es una congregación que históricamente ha sido centro de polémicas. Rechazados por unos, respetados por otros. A ella, los que la adversan, le atribuyen una conducta particular, sinuosa, sibilina, interesada, ambigua. Cuántas veces no hemos oído decir de manera despectiva: “eso es muy de jesuitas”.
Los que la bien ponderan, piensan que es una congregación que ha dado trascendentes aportes a la fe católica y su propagación en el planeta. No soy de los primeros y tengo un buen concepto sobre la mayoría de los jesuitas que he conocido, parte de mi educación es de ellos. Quizás mi opinión esté sesgada también, porque aprendí con ellos cosas que valoro como positivas. Su preparación intelectual, inusual en otras congregaciones en general, me hace simpatizar con la orden.
El premio nobel mexicano Octavio Paz, llamaba a los jesuitas, los bolcheviques del catolicismo, por el papel que jugaron siempre en la defensa militante y disciplinada de la iglesia, mediante una estructura cuasi militar y habilidades gerenciales para el financiamiento de sus actividades.
Bolchevique, más allá de su referencia ideológica al comunista ruso que luchó contra el Zarismo, es sinónimo de militante férreo, disciplinado, comprometido, sacrificado y abocado a construir una sociedad en la que creía, con devoción cuasi-religiosa, aunque estuviere equivocado.
A Bergoglio lo siento un militante de ese talante, muy jesuita en ese sentido, entregado a su misión. Un militante al estilo bolchevique, sin duda. Aunque quizás pueda ser al revés la cosa,  que los bolcheviques fueran los jesuitas del marxismo-leninismo, digo yo.
Pablo VI dijo en cierta oportunidad que: "Donde quiera que en la Iglesia, incluso en los campos más difíciles o de primera línea, ha habido o hay confrontaciones, en los cruces de ideologías y en las trincheras sociales, entre las exigencias del hombre y mensaje cristiano, allí han estado y están los jesuitas".
Me temo que Bergoglio es uno de ésos. De repente me equivoco, después de todo, quien escribe estas líneas no es especialista en los menesteres de la iglesia católica, y éstas son sólo elucubraciones que hago en momentos en que visita estos pagos un hombre que se las trae, y que, quién sabe, podría torcer el rumbo de su iglesia.

EMILIO NOUEL V.
@ENouelV



martes, 23 de julio de 2013

                          MOB RULE

                       


BY CHRISTIAN CARYL

Foreign Policy
July 19, 2013

Mexicans are celebrating a victory over the drug mafia this week. The arrests of Miguel Angel Treviño Morales, the head of the Zeta drug cartel, is big news. Treviño, alias Z-40, made a name for himself as one of the most brutal gangsters in a country that has become sadly inured to violence. One can only hope that his imprisonment will put an end to at least some of the stomach-turning brutality he was accustomed to inflicting on his enemies. (At one point, it’s been revealed, he even considered shooting down the plane of then-President Felipe Calderon.)
But will Z-40’s arrest put an end to Mexico’s drug wars? There’s reason to doubt it. Demand for drugs from the cartels’ customers in the United States remains strong, and until that underlying structural cause is addressed, this lucrative trade will continue to thrive. Some experts point out that one of the biggest beneficiaries of Treviño’s downfall is likely to be Joaquin Guzman Loera (“El Chapo”), the head of the rival Sinaloa cartel, who can revel in the elimination of one of his most energetic competitors.
Analysts put the value of the global drug trade at some $350 billion a year -- and that’s probably a conservative estimate. And yet narcobusiness comprises only one relatively small slice of the much larger world of global criminality. According to the World Economic Forum: “The cross-border flow of global proceeds from criminal activities, corruption and tax evasion is estimated at over US $1 trillion, with illegal drugs and counterfeit goods each accounting for 8% of world trade.”
Organized crime lurks behind many of the stories in the headlines today, though the connection rarely becomes explicit. Alexey Navalny, the Russian opposition leader who was just convicted on probably spurious charges of embezzlement, made a name for himself by targeting the corruption that is so deep-seated in today’s Russia that it’s often hord to see where the government leaves off and the mob begins. European Union law enforcement officials warned recently that mobsters are capitalizing on the European financial crisis by taking advantage of black markets in goods and services. Meanwhile, the increasing prominence of the Internet in the global economy is fueling worries about the rising power of organized cybercriminals.
Gangsters are cropping up in all sorts of odd places. Criminal syndicates are implicated in everything from the poaching of rare wildlife to the counterfeiting of drugs and manufactured goods. That growing range of activities attests to the criminals’ skill at exploiting the possibilities offered by deepening global interconnectedness. Consider the opening of this story about a recent global raid by Interpol: “More than 6,000 people around the world were arrested in a two-month anti-counterfeiting sweep that netted tens of millions of dollars worth of fake shampoo in China, phony cigarettes in Turkey and bogus booze in Chile.” The investigators discovered everything from a subterranean factory in Ukraine manufacturing counterfeit cigarettes to a workshop in Peru that puts false labels on motors from China.
Mobsters thrive on instability. In the Syrian civil war, the same criminal groups that once played on their close ties to the government of Bashar al-Assad have now mutated into the shabiha, the feared paramilitaries that do the regime’s dirtiest work on the battlefield. But they’re not the only ones. “The link between insurgent groups and organized crime has long been a feature of intra-state conflict,” notes Asher Berman, an expert at the Institute for the Study of War. “Rebels often turn to criminal activity to obtain the weapons and funding they need to maintain the fight.” The rebels in Syria, desperate for cash, are increasingly resorting to mafia-like tactics of their own, ranging from car thefts to the looting of antiquities. Reports of systematic extortion -- the familiar phenomenon of the “ revolutionary tax" we’ve heard about so many times before -- and economically motivated kidnapping are also on the rise.
What we’re seeing, though, is just the proverbial tip of the iceberg. Criminals, by definition, prefer to avoid the light of day, so the dimensions of the real mafia problem remain obscure. Was that Vatican official who was arrested in June on money-laundering charges merely trying to make himself and some well-connected friends a bit richer, or is he part of a much broader pattern of institutionalized corruption within the bank of the Holy See? Was that recent police raid in New Delhi that netted a huge haul of black-market weapons a victory over mobsters or terrorists? Did that witness who met an untimely end just before he was to testify in the Whitey Bulger case here in the United States really die of natural causes? Why did the Chinese harbor one of Taiwan’s most prominent triad leaders for 17 years before handing him over to Taipei earlier this month? In most cases, we’ll probably never know the whole story.
But there are a few things that we can say with certainty. First, organized crime in cyberspace is becoming a core problem, one that’s particularly hard to combat precisely because of its amorphousness. Indeed, there’s considerable anecdotal evidence that hackers-for-hire are increasingly lending their services to both governments and gangs. But the opacity of the culprits shouldn’t delude us about the scale of what’s at stake. A report issued earlier this week by a global financial organization noted that half of the world’s securities exchanges came under attack by hackers last year. That means that web-based criminals are potentially in a position to destabilize the global financial system -- entirely aside from the untold losses to individuals and companies from mushrooming cybercrime.
Second, illicit financial flows are a big part of the problem. The biggest problem for large-scale criminals is banking their ill-gotten gains, and right now there are plenty of entirely legal lawyers, accountants, and offshore tax havens that are happy to help. Let’s put aside for the moment the theoretical  arguments over the virtues and drawbacks of secrecy jurisdictions, and note simply that preserving the present system, which allows criminals to shift their profits almost effortlessly across the globe without scrutiny, will lead to disaster if allowed to continue unchecked. One recent report co-published by Global Financial Integrity and the African Development Bank claims that Africa alone lost up to $1.4 trillion to illicit financial flows. Surely the continuing existence of a system that allows for the existence of a “shadow financial system” on this scale is not good for anyone -- countries developed and developing alike.
Third, powerful global crime syndicates are the enemy of good government. Democracy can hardly flourish when politicians meld with the shadowy forces of the mafia. It’s precisely this understanding that has spurred the recent wave of protests in Bulgaria, where demonstrators took o the streets after a thuggish young tycoon was appointed as the government’s top security official. Such concerns are by no means restricted to Eastern Europe, though. The wave of recent protests in places from Turkey to Brazil shows that citizens are increasingly worried about official malfeasance and the lack of transparency that allows it. From what I can see, they’re right to worry.



lunes, 22 de julio de 2013

LOS MODELOS ECONÓMICOS EN COMPETENCIA EN LATINOAMÉRICA

                               

En los años recientes, Latinoamérica ha presenciado la contienda entre varios modelos políticos y económicos en concurrencia, visiones distintas sobre las relaciones hemisféricas y globales.
De un lado, los apadrinados por la ubre generosa del petróleo venezolano, que enganchados a una búsqueda inútil de un socialismo perdido, han desembocado en diversas versiones de regímenes autoritarios o semiautoritarios, con poblaciones altamente polarizadas y alineaciones externas con gobiernos forajidos (Ecuador, Bolivia, Venezuela, Nicaragua y Argentina); y de otro, los que habiendo mantenido la senda de la democracia liberal y la economía de mercado, han alcanzado importantes logros económicos y sociales, amén de presencia internacional vigorosa e influyente (Colombia, Chile, México, Perú, Costa Rica).

                          
Brasil, entre otros, es uno de los países del segundo grupo con peso específico en el mundo y con decisiva gravitación regional.   
Sin embargo,  pareciera que los asuntos macroeconómicos y sociales de ese país no están marchando del todo bien. De un tiempo a esta parte, se han venido multiplicando señalamientos en ese sentido, y las enormes manifestaciones recientes testimonian un creciente descontento. Brasil está experimentando la misma desaceleración de gran parte de los mercados emergentes. El auge de los productos básicos parece que está llegando a su fin y lo déficits en las cuentas corrientes aparecen. 
La economía brasileña basada en el consumo tendrá que cambiar para hacerse más competitiva. Son vastos sectores sociales aun marginados ene se país.
A pesar de que los buenos resultados de los últimos años, de cara al futuro algunos no ven el panorama claro. Brasil, de hecho, ha bajado, por ejemplo, en el ranking mundial de países emprendores. Hay agotamiento de su modelo económico y el gasto público sigue aumentando pero no genera crecimiento. 
Hace poco la agencia de calificación de riesgo Standard & Poor’s  lo rebaja en cuanto a su solvencia. Se dice que su menor ritmo de crecimiento (0,9% en 2012 y no más del 2% este año 2013) y el creciente endeudamiento de  los hogares brasileños (el 62% endeudados en un 46% de sus rentas), está produciendo una baja en el consumo que no augura una mejor calificación. 
Por otro lado, el presidente del Banco Centra ha dicho que el crecimiento a partir de ahora se apoyará en la inversión y no en el consumo.
Obviamente, lo que ocurra en la economía de Brasil tendrá repercusiones que trascienden lo estrictamente crematístico, y tocan lo geopolítico en nuestro hemisferio.
La diplomacia brasileña ha ido colocando a ese país en el lugar de interlocutor principal de Suramérica de cara al resto del mundo. En ese afán, sus pretensiones hegemónicas en el patio se han evidenciado, y las nuevas organizaciones creadas en los últimos tiempos (UNASUR, CELAC), no solo llevan su sello, sino que también le sirven de punto de apoyo al liderazgo que persigue.    
Mercosur, el bloque comercial subregional al que pertenece, es otra instancia que igualmente abona a esa hegemonía. Sin embargo, allí no son pocas las dificultades. Está estancado, no se respetan las normas establecidas. El proteccionismo ha vuelto por sus fueros.

                       
    
A un costado, volcado al Pacífico, ha surgido un esquema de integración formado por países que integran también el segundo grupo mencionado, y que busca competir en aquella vasta área en ebullición, con mecanismos novedosos y perspectivas muy promisorias, todo lo cual pone en tensión al liderazgo buscado por Brasil.
Richard Nixon, asesorado por el doctor Kissinger, dijo que hacia donde se inclinara Brasil, iría el resto de América Latina. ¿Seguirá aún vigente esta predicción?   
México es un actor que cada día cobra mayor influencia en el hemisferio y el mundo. Es socio comercial de EEUU en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (en inglés, NAFTA), está en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), fundó la Alianza del Pacífico con Chile, Colombia y Perú, a la que se incorporan Costa Rica y Panamá y está en las negociaciones de la Trans-Pacific Partnership (TPP).
Al ser socio comercial de EEUU, también se favorecerá de la recuperación que está experimentando este país, alcanzada en virtud de su flexibilidad económica y vocación por la innovación tecnológica. México exportó a sus socios de NAFTA, en 2012, 250.000 millones de dólares (EEUU) y 2.200 millones (Canadá).
Se espera que México, considerada una economía estable, crezca este año alrededor de 4% (BID) o un poco menos. Cerrará con una inflación del 3%.

                                 
Mientras tanto, nuestro país, Venezuela, suspendido en un limbo de ensoñaciones estrambóticas por salvar la humanidad de las garras del capitalismo y el imperialismo, y en medio de una situación económica interna cargada de incertidumbres derivadas de los tumbos que da en materia de políticas macroeconómicas, sin ningún norte claro.
Es incomprensible que pudiendo encaminarse hacia un modelo económico exitoso y no careciendo de los recursos para ello, siga hacia el precipicio.
Hoy es más evidente que nunca, que el modelo nefasto de gobierno que se sigue en Venezuela y Argentina, no debe ser emulado si se quiere ser una sociedad de grandes logros sociales.

EMILIO NOUEL V.
@ENouelV

emilio.nouel@gmail.com

lunes, 15 de julio de 2013

The most corrupt countries in the world


                        

                   
Alexander E.M. Hess, Michael Sauter, 24/7 Wall Street


More than half of the world's population believes corruption in the public sector is a very serious problem. Liberia and Mongolia are the two most corrupt countries in the world, according to a recent study. In both countries, 86% of residents believe corruption in the public sector is a very serious problem. Residents in the vast majority of countries around the world believe corruption has only gotten worse in the past two years.
Anti-corruption nonprofit Transparency International has released its 2013 Global Corruption Barometer, which surveyed residents in 107 countries. The world's corrupt nations differ in many ways. Four are located in Africa, three in Latin America and two in Asia. These nations also vary considerably in size and population. Mongolia has just 3.2 million residents, while Mexico, Nigeria and Russia are three of the largest countries on the globe, each with more than 100 million people. Based on the percentage of surveyed residents that reported corruption in the public sector is a very serious problem, these are the world's most corrupt nations.
What many of these nations do have in common is that their people are largely opposed to corruption. Globally, 69% of people questioned by Transparency International said they would report corruption if they encountered it. In seven of the nine nations with the worst corruption, residents were at least slightly more likely to oppose corruption. In Paraguay, one of the countries with high corruption, 90% of citizens said they would report corruption, while 87% and 86% said they would do so in Mexico and Russia, respectively.
Many of those surveyed in the highly corrupt countries also felt their governments were not holding up their end of the bargain. In seven of the nine countries, more than half of those questioned felt their government was ineffective at fighting corruption. In Liberia, 86% of residents surveyed said their government was ineffective at fighting the problem. This was the largest proportion of any of the 107 nations Transparency International surveyed.
While corruption appears to affect every part of the public sector, certain segments were much worse than the rest. Globally, at least 60% of respondents claimed political parties and police were corrupt. Additionally, more than 50% of people stated their legislature, their public officials and their judiciary were corrupt.
In the world's most corrupt nations, those institutions were, naturally, even worse. In Nigeria, 94% of people claimed their political parties were corrupt, the most in the world. Similarly, 96% of Liberians reported their legislature was corrupt, also the most in the world. In eight of the nine most corrupt nations, more than 80% of residents considered the police to be corrupt.
Many of these nations remain among the world's less-developed, and they lack the resources of the United States, Japan and the European Union nations. Among the most corrupt nations, only Mexico, Russia and Venezuela had an estimated gross domestic product (GDP) per capita over $10,000 in 2012. None were among the top 50 nations measured in GDP per capita. By comparison, the U.S. per capita GDP was estimated to be nearly $50,000.
Based on figures published by Transparency International, 24/7 Wall St. determined the nations with the highest percentage of respondents who claimed corruption was a very serious problem. Transparency International also provided other figures on corruption perception. Data on GDP by nation came from the International Monetary Fund. Population statistics are from The CIA World Factbook.
9. Zambia
  • Pct. saying corruption very serious: 77%
  • Pct. claiming public officials corrupt: 65% (41st highest)
  • Pct. claiming police corrupt: 92% (tied f0r 4th highest)
  • 2012 GDP per capita: $1,722
In September 2011, Zambia held elections that resulted in the election of President Michael Sata. Since Sata's victory, several officials from the past administration, including former President Rupiah Banda, have been arrested for corruption. Complicating matters, many of the corruption allegations relate to government officials receiving improper benefits from Chinese investors, who are unpopular in much of the country yet provide direct investment and jobs. Zambia's residents are poor, with an estimated GDP per capita of just $1,722 in 2012, versus nearly $50,000 in the United States. An extremely high 85% of residents claimed they had been asked to pay a bribe in the past.
8. Nigeria
  • Pct. saying corruption very serious: 78%
  • Pct. claiming public officials corrupt: 69% (28th highest)
  • Pct. claiming police corrupt: 92% (tied for 4th highest)
  • 2012 GDP per capita: $2,720
In Nigeria, 84% of those surveyed by Transparency International claimed corruption had increased in the past two years, a higher percentage than almost any other country in the world. Troublingly, 75% of those surveyed also said the government was, at best, ineffective at fighting corruption, worse than in all but 10 countries. Nigeria is heavily dependent on the oil industry, yet the government refuses to act on accusations the oil companies underreporting the value of the resources they extract and the tax they owe by billions of dollars. Certain transparency groups also blamed politicians for encouraging corruption. In 2012, Nigeria had just the 37th largest GDP in the world, despite having the world's seventh largest population.
7. Russia
  • Pct. saying corruption very serious: 79% (tied for 5th highest)
  • Pct. claiming public officials corrupt: 92% (the highest)
  • Pct. claiming police corrupt: 89% (10th highest)
  • 2012 GDP per capita: $17,709
According to 82% of individuals surveyed, it is important to have personal contacts to get anything done in Russia's public sector. Additionally, 85% of Russians stated the government was run by just a few large entities for their own best interests. The only two other countries where residents were more likely to feel this way were Lebanon and Cyprus. The latter was known until recently as a haven for Russian oligarchs' money. These hyper-wealthy individuals often have close political ties, which allowed many to become wealthy during Russia's post-Soviet privatization.
6. Paraguay
  • Pct. saying corruption very serious: 79% (tied for 5th highest)
  • Pct. claiming public officials corrupt: 58% (55th highest)
  • Pct. claiming police corrupt: 82% (26th highest)
  • 2012 GDP per capita: $6,136
In few nations were personal connections considered to be more important than in Paraguay. As many as 88% of the country's residents said such contacts were important in getting things done within the public sector, a higher proportion than all but two other countries worldwide. This was also the reasoning behind the majority of bribes, with 63% of all such payments going toward speeding up a service. Worse, 78% of residents noted that their government had been either ineffective or very ineffective at fighting corruption, one of the highest proportions worldwide.
5. Mexico
  • Pct. saying corruption very serious: 79% (tied for 5th highest)
  • Pct. claiming public officials corrupt: 87% (3rd highest)
  • Pct. claiming police corrupt: 90% (8th highest)
  • 2012 GDP per capita: $15,312
Globally, 53% of individuals surveyed by Transparency International claimed that corruption had risen in the past two years. However, in Mexico, that figure was 71% as the country's citizens have become less tolerant of corruption. In addition, 72% of those polled stated the Mexican government was ineffective in fighting corruption, while 78% claimed that having personal contacts was either important or very important in getting the public sector to be helpful. Last year, the Institutional Revolutionary Party (PRI) won elections nationwide to return to power despite previous allegations of heavy corruption. In a July 2012 article, Time magazine described corruption as "the stubborn remnant of the PRI's seven decades of authoritarian rule that is at the heart of the drug lords' ability to operate in Mexico."
4. Zimbabwe
  • Pct. saying corruption very serious: 81%
  • Pct. claiming public officials corrupt: 70% (25th highest)
  • Pct. claiming police corrupt: 86% (15th highest)
  • 2012 GDP per capita: $559
Roughly 77% of those surveyed claimed that corruption in Zimbabwe had risen in the past two years, a higher percentage than in all but a few other countries. Potentially contributing to this rise, longtime President Robert Mugabe failed to keep past elections free from violence and voting irregularities. Mugabe's opponent is likely far more popular with the people, but the upcoming elections on July 31 could still end up rigged in the Mugabe's favor. More than three-quarters of residents stated that the government was run largely or entirely by a few entities acting in their own best interests.
3. Venezuela
  • Pct. saying corruption very serious: 83%
  • Pct. claiming public officials corrupt: 79% (9th highest)
  • Pct. claiming police corrupt: 83% (24th highest)
  • 2012 GDP per capita: $13,616
Venezuela's long-ruling socialist president, Hugo Chavez, passed away in March. Corruption was a concern in Venezuela since before Chavez's first election victory in 1998. His chosen successor, Nicolas Maduro, has vowed to end corruption, which has often been associated with Venezuela's socialist government. Before April's presidential election, opposition candidate Henrique Capriles claimed that nationalization of private businesses allowed public officials to control major industries for personal profit. In Venezuela, 79% of respondents said their nation's political officials were corrupt, among the highest percentages in the world.
2. Mongolia
  • Pct. saying corruption very serious: 86% (tied for the highest)
  • Pct. claiming public officials corrupt: 77% (12th highest)
  • Pct. claiming police corrupt: 66% (49th highest)
  • 2012 GDP per capita: $5,372
Mongolia had one of the world's fastest growing economies in 2012, when its GDP rose an estimated 12.3%, according to the IMF. But corruption has been identified by USAID as a critical threat to the country's continued growth as well as to its democracy. Corruption has become pervasive in the country, after "rapid transition to democracy and a market economy created huge demands on bureaucracy that lacks the [means] to prevent corruption," according to the organization. Encouragingly, less than half of all people surveyed in the country said that corruption had increased in the past two years, versus 53% of respondents worldwide. Also, while 77% of people considered public officials to be corrupt, just 12% believed the country's government to be run by a few large, purely self-interested entities.
1. Liberia
  • Pct. saying corruption very serious: 86% (tied for the highest)
  • Pct. claiming public officials corrupt: 67% (35th highest)
  • Pct. claiming police corrupt: 94% (3rd highest)
  • 2012 GDP per capita: $673
The vast majority of Liberians surveyed said they believed the country was run either largely or entirely by a few entities acting in their own self-interest. A world-leading 86% of residents who spoke to Transparency International claimed their government had been either ineffective or very ineffective at fighting corruption, while 96% of residents claimed Liberia's legislature was corrupt, also the highest percentage of any nation. A stunning 75% of residents surveyed claimed they had paid a bribe to secure some service, trailing only Sierra Leone. In all, 80% of the population had at one point been asked to pay a bribe. Recently, President Ellen Johnson Sirleaf fired the country's auditor general for corruption.