martes, 20 de noviembre de 2012


OBJETIVO PRIORITARIO: GANAR EL 16D

                                   

Como si los problemas del país no fueran lo suficientemente graves para andar angustiados sobre el porvenir, algunos de manera obsesiva dedican esfuerzo y saliva a temas que si bien pueden ser importantes, no lo son en las circunstancias políticas actuales.
Tenemos unas elecciones decisivas en puerta, y otras dentro de pocos meses. El 16D se juega mucho en términos de la lucha democrática que hemos estado librando en los últimos años. Nuestro foco debe estar en ganar ese evento electoral, a pesar de que vamos en condiciones desiguales.  Y ganar significa consolidar los espacios institucionales ya alcanzados, y si es posible, ocupar unos nuevos, lo cual no es descartable.
Ésa es la única forma de poner un freno a las intenciones de instaurar una tiranía total sobre el país. Es el medio de hacernos más fuertes y tener puntos de apoyo para seguir adelante. Es la fórmula de mostrar que somos mejores en el ejercicio de las funciones de gobierno. Es avanzar en nuestro propósito de restaurar la democracia y la libertad. Y es, además, reiterar nuestras convicciones sobre la necesidad de fortalecer los mecanismos democráticos y civilizados en la solución de las disputas políticas.   
Mucho se ha hablado y escrito sobre el tipo de régimen político que padecemos los venezolanos. No estamos frente a un despotismo tradicional. Enfrentamos un adversario que ha aprovechado los mecanismos democráticos para vaciarlos de su contenido esencial.
Los últimos años hemos experimentado cómo la logia militarista que gobierna y sus lamebotas civiles han prostituido y degenerado la democracia venezolana, con sus métodos perversos. La han utilizado para destruirla enarbolando un discurso falsamente democrático, edulcorado con una mojiganga izquierdista indigesta, que solo esconde sus designios autoritarios puros y duros.
Así, todo ese gamelote infesto sobre el estado comunal no es más que eso, porque su intención íntima no es llevarlo a cabo; ellos, los que dirigen por debajo del tirano mayor, saben que es inviable; que es mera retórica para la galería, pues ellos pretenden seguir viviendo viven como privilegiados gozando de os dineros de la corrupción. El que lo hayan llevado a leyes no es óbice para afirmar que ese esperpento político-jurídico se vaya a instaurar. Lo que con seguridad va a pasar es que en el “intento” de establecerlo, los estropicios políticos, económicos y sociales serán enormes, y las mayorías las que principalmente sufriran los efectos de las maquinaciones de unos aprendices de brujo.
Contra este tipo de disparates lo que queda es la respuesta contundente, el rechazo de todos los demócratas, no sólo en el plano intelectual y/o del mensaje político, sino también en el acto de votar.
El voto, sin ninguna duda, es el arma que en las actuales circunstancias tenemos para impulsarnos hacia adelante. En el mediano y largo plazo, los partidos políticos que vienen en un proceso de recuperación, deben insertarse más en los conflictos cotidianos de la gente. Con formas organizativas e instrumentos novedosos de participación. Hay espacio para cambiar la forma tradicional de hacer política.
Sin embargo, en estos tiempos, las prioridades nos constriñen a centrarnos en la competencia electoral. En ella nos jugamos asuntos muy graves. No podemos desviar nuestra atención hacia temas que consumen energías que son necesarias para lograr el objetivo de ganar espacios de poder y de resistencia de cara al poder dictatorial que busca sojuzgarnos definitivamente. La unidad, bien alcanzado después de muchos   contratiempos, debe ser reforzada, profundizada y ampliada. Sin ella, el éxito no se logrará.
Es verdad, debemos denunciar todo aquello que signifique abusos e irregularidades electorales, pero eso no puede ser el centro de nuestra actividad político-electoral, ni convertirse en nuestro único y obsesivo discurso.
Nuestro combate por la democracia comporta ofrecer mejores condiciones vida para la población; gobiernos eficaces y honestos; calles y hogares más seguros, respeto a la descentralización administrativa contemplada en la Constitución y un liderazgo acorde con los tiempos.
La deriva dictatorial sólo podrá ser detenida y contrarrestada con una amplia y vigorosa movilización de las fuerzas democráticas en las elecciones venideras y en los distintos escenarios de conflictividad social que se presentarán en lo sucesivo.

EMILIO NOUEL V.

@ENouelV
emilio.nouel@gmail.com 

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