sábado, 23 de abril de 2011

LA INTEGRACIÓN DEL SIGLO XXI ES MERCADO MÁS DEMOCRACIA LIBERAL

El 21 de abril de este año se consumó uno de los exabruptos mayores del gobierno revolucionario de Venezuela: la salida de nuestro país de la Comunidad Andina.

Hace 5 años decía que con esa medida se daba un golpe mortal a un proceso de integración que mucho favorecía los intereses de nuestra economía. (“El sepulturero de la Comunidad Andina”, Venezuela Analítica, 9 de abril de 2006). Pero esto poco importaba o importa a Chávez. Su motivación es otra y no se ha cansado de manifestarla.

Todos conocemos sus opiniones y las de sus ministros sobre la materia. La integración conocida es capitalismo y eso no interesa a la revolución. La “integración” que busca es la que se concreta en esa estafa que llama ALBA, instrumento de su diplomacia petropopulista, que de integración nada tiene.

Ciertamente, además de que la institucionalidad andina con sus mecanismos supranacionales representaba una camisa de fuerza inaceptable para el gobierno venezolano, en el fondo, el cuestionamiento a la CAN no tenía que ver con los TLCs firmados por Colombia y Perú con EEUU, tal y como fue esgrimido. Esto sólo fue un pretexto para una medida que ya venía siendo manejada en Miraflores a la espera de la mejor ocasión para ejecutarla. (Se sabe también que la salida de la OMC ha sido considerada)

La razón de fondo era política e ideológica, y aún hoy sigue siendo ése el móvil. Su opción “integracionista” expresada muy bien en esa fórmula retórica nebulosa “La integración de los pueblos” de ALBA, que dice mucho pero no dice nada en definitiva, es contraria a todo régimen comercial competitivo que, según ellos, es demoníacamente capitalista, por ende contrario a los intereses de las mayorías y a lo que persigue el socialismo bolivariano.

Este juicio de fondo fue manifestado por Gustavo Márquez, a la sazón Ministro de Integración, en un evento público (Foro de FEDEAGRO): “Lo político está por encima de lo comercial”, dijo allí. Más claro no canta un gallo. La entrada a Mercosur, conveniente a los planes geopolíticos de Chávez, ya estaba decidida y en marcha. El objetivo antinorteamericano en el hemisferio era prioritario, y los desencuentros con la Colombia de Uribe también ponían su grano de arena al propósito trazado.

Consumado hoy nuestro retiro de la CAN, por cierto, no consultado con los venezolanos, leemos en estos días unas declaraciones del diputado del Parlatino, Rodrigo Cabezas, ex ministro copartícipe de la destrucción de la economía nacional, en las que anuncia como un hecho, y con desdén hacia la CAN y el Mercado Común Centroamericano, que el Acuerdo del Pacífico próximo a suscribirse entre Chile, Colombia, México y Perú, junto a Mercosur, en donde ya incluye a Venezuela, serán los que conformen la Gran Comunidad Económica Latinoamericana” .

A mi juicio, con esta declaración, Cabezas se muestra incongruente con los planes de su líder. Porque esa supuesta “Gran comunidad” se está construyendo sobre la base de una economía de mercado capitalista ampliamente interconectada, no excluyente de ningún país, mucho menos de EEUU, y no sabemos qué buscaría allí un gobierno que pretende acabar con el capitalismo en el planeta.



Más adelante señala que la integración supone el respeto de las ideologías que se puedan tener en América Latina y que es posible concebir aquella en la diversidad. Ciertamente es así, la pluralidad es inherente a la integración económica moderna, pero la pluralidad en democracia, con respeto de los derechos humanos y en acatamiento de los principios del Estado de Derecho, valores éstos universales de la democracia liberal con los que el gobierno de Hugo Chávez no se aviene. Allí están el Protocolo de Ushuaia y los distintos dispositivos democráticos incluidos en los procesos de integración para corroborarlo.

Difícilmente armonizan las ejecutorias políticas y económicas estatistas y colectivistas de éste con la dinámica y los desarrollos en el campo de la interdependencia global; de allí que resulten inconsistentes tales declaraciones; a menos que el diputado esté disintiendo de su jefe y su proyecto ideológico, lo cual no es descartable en tiempos de sol a las espaldas.

El grave error cometido con la denuncia del Tratado de la CAN no podrá ser subsanado “a la carrera” con la firma de acuerdos comerciales parciales de plazos cortos, retóricos y no consultados con el sector económico privado. De nuevo la ignorancia y el enfoque estatista del gobierno en estos temas, amén de su demencial ideología, se hacen patentes. Mientras los gobiernos responsables buscan establecer nexos sólidos, duraderos y favorables a sus economías, el nuestro va dando tumbos hacia la nada.

EMILIO NOUEL V.

OLFATO, CIENCIA Y POLÍTICA


Con el discurrir de los años, los vaivenes inconsistentes de la experiencia y los encontronazos que nos damos en la vida, empezamos a observar espantados cómo las certidumbres de siempre se desmoronan, desacreditan, las utopías dejan de convocarnos y desconfiamos de los voluntarismos. A estas alturas del partido, los ciudadanos de a pie que somos no podemos sino suscribir aquellas palabras del poeta Cadenas: “ya el delirio no me solicita, vivo sobre la sal levantándome y cayendo día tras día”, y en efecto, golpe a golpe, dando y recibiendo, nos derriban, nos levantamos, y nos vuelven a tumbar, nos deprimimos, cogemos fuerza, avanzamos, retrocedemos, y así vamos, para más adelante de nuevo recomenzar el ciclo ad infinitum, mientras el cuerpo aguante y las ilusiones, ya bastante remendadas, sigan vivas.

Porque, definitivamente, las quimeras políticas que nos inspiraron y movieron, y los paradigmas que gobernaron nuestro pensamiento y procederes en otras épocas están de retirada, devaluados, o en el mejor de los casos, se han convertido en espejismos de la memoria o en meros recursos complementarios para salir del paso ante cualquier apremio ocasional a la hora de los análisis apresurados. No pocos de ellos son culpables directos de nuestros errores, fracasos y forzado escepticismo.

La posición central o determinante de que gozaron tales paradigmas se ve desplazada, degradada, a un rol secundario. El tratamiento y la pretensión de infalibilidad del examen de los datos duros, las estadísticas, las evidencias empíricas, los precedentes, muy útiles en toda ciencia a los fines de avizorar los comportamientos y desarrollos futuros y del establecimiento de hipótesis, premisas, leyes, axiomas, dogmas, teorías, al momento de la valoración de los acontecimientos sociales y políticos actuales, muchos inéditos, no pocas veces se estrellan frente a los extraños con que nos sorprende la realidad, o nos muestran su incapacidad para adivinar el porvenir, resultado que, en fin de cuentas, esperamos todos para tener de donde agarrarnos, así sea de un clavo ardiendo.

“En todo caso, cualquier cosa puede suceder” es la frase con la que muchos analistas suelen terminar sus opiniones, sobre todo, políticas. El pronóstico frecuente suele ser tan “acertado” como el de ciertas oficinas de meteorología. Lloverá a cántaros, pero puede ser que no, lleve su paraguas, por si acaso. Eso sucederá sólo si se producen tales y cuales presupuestos y/o condiciones. Los analistas, al opinar, terminan sus apreciaciones con un sin número de condicionales, reservas, excepciones, “por si acasos”, no olvidemos los imponderables, los cisnes negros, y hasta los “de que vuelan, vuelan”.

Sin embargo, no es raro ver en opinadores de oficio, gente común y políticos seguir haciendo referencia a aquellos paradigmas degradados, formulando analogías, para apoyar sus pronósticos sobre cualquier hecho o circunstancia, despreciando siempre las intuiciones. Nos resistimos a deslastrarnos de lo aprendido, de la costumbre, del lugar común, de la sabiduría aceptada e institucionalizada. Y allí están la caída del Muro de Berlín y las revueltas árabes recientes para desmentir la sabiduría convencional y los pronósticos.

Así las cosas, vemos a los encuestadores quienes en sus sesudos exámenes de la realidad, repiten y repiten: “estos resultados son una fotografía del momento, dentro de 3 meses quién sabe”, mucho cuidado, mosca pues. Sin embargo, se mandan con recomendaciones o apreciaciones políticas que en la mayoría de los casos exceden su campo de conocimiento, y en no pocas oportunidades (“la oposición sacará el 26S no más de 45 diputados, anótenlo”) cometen tremendos “pelones”.

De modo pues, que las comparaciones, analogías, antecedentes, situaciones parecidas, tendencias, ya no nos sirven del todo para formular las seguridades que tanto necesitamos cuando diseccionamos situaciones presentes o proyectamos desarrollos futuros. La futurología, con todas sus herramientas, no nos vacuna contra la incertidumbre, el futuro desconocido, las angustias y el estrés.

Dicho lo cual, hemos llegado a la conclusión en materia política de que sin desdeñar tanto derroche de ciencia, metodologías y análisis profundos de datos, ¡faltaría más¡, haríamos bien en confiar un poco en los instintos, la intuición, el ojómetro, y/o en el plebeyo, acientífico y democrático olfato, particularmente, en el de esos seres abominables que son los políticos. Juro que me han resultado incomparablemente superiores en muchos momentos de estos tiempos de descreimiento y desaliento, que las profundas disquisiciones de ciertas vedettes de la ciencia social y la politología.

EMILIO NOUEL V.

viernes, 22 de abril de 2011

UN ARTÍCULO PARA RECORDAR HOY, LAMENTABLEMENTE

"EL SEPULTURERO DE LA INTEGRACIÓN ANDINA"

E. Nouel V.

Venezuela Analitica, 9 DE ABRIL DE 2006.

miércoles, 13 de abril de 2011

LUZBREIKER, HERMANA DE YUBILEISI, Y LA DICTADURA BOLIVARIANA *

Todos los días, religiosamente, a eso de las 6 am, comienza su descenso desde el barrio petareño en donde vive. Como siempre, medio arregla su rancho, deja preparado lo que puede para el almuerzo de su madre enferma, incapacitada, agarra a su muchacho de 7 años y se dispone a bajar las escalinatas para tomar el "yí" que los dejará en la redoma; sitio en donde suelta al hijo que irá solo para su escuela y ella se sumerge en las entrañas del Metro que la llevará a la urbanización en la que presta sus servicios como doméstica. Cada día es un hogar distinto.

Luzbreiker, al igual que su hermana Yubileisi, famosa de las encuestas, y el resto de los venezolanos, es víctima a menudo del hampa. Luzbreiker ve cada día subir el costo de la vida, y ya no le alcanza lo que gana para hacer el mercado, comprar las medicinas que necesita la madre, sufragar los gastos mínimos de educación, vestido y recreación del hijo.

También ve cómo Yipdally, su prima, enfermera, se queja permanentemente del mísero sueldo que gana, y se ha solidarizado con la huelga que están haciendo.

Su hermano Yeison, que se fue a Guayana hace unos años a trabajar en las empresas del Estado, recomendado por un dirigente bolivariano mirandino, cuando habla con ella por teléfono le cuenta que está pasando las de Caín después de que el gobierno estatizó las empresas, y ahora no hay trabajo y tampoco le pagan lo que le deben por prestaciones.

Conozco estos detalles de la vida cotidiana de Luzbreiker porque los miércoles le toca ir a trabajar a mi casa, y así nos enteramos de su calvario existencial.

En días pasados, me disparó a quemarropa una pregunta que me dejó en el sitio. “Señor Emilio: ¿usted no cree que esto es una dictadura?”

Inmediatamente recordé que ella nos había dicho en cierta oportunidad que había votado por Chávez varias veces, y que en las últimas elecciones no se había molestado siquiera en ir al centro de votaciones.

“¿Y esa pregunta, Luzbreiker, te parece?, le contesté.

“No sé, señor Emilio, yo veo que los jueces y los diputados hacen lo que les dice Chávez. No averiguan esas denuncias que salen por la televisión de narcotraficantes en el gobierno. Mi hermano me cuenta que se robaron los reales en la empresa donde él trabaja allá en Bolívar. Y yo veo la escuela de mi hijo vuelta un chiquero, cayéndose, mientras le están regalando casas, escuelas y hospitales a los extranjeros, y nadie le dice nada al presidente. Los diputados no dicen nada cuando al alcalde Ledezma le quitaron los reales para gonbernar. y él ganó. No meten preso a nadie; el gobierno hace lo que le da gana, y la constitución ni la respetan.”

Me quedo mirándola, sin decir nada, y sigue.

Esto es una dictadura, Señor Emilio, digan lo que digan”, me repite. “Mi mamá me cuenta que cuando yo estaba chiquita, antes, los diputados investigaban al gobierno y denunciaban la corrupción. Que el negro Aristóbulo, de Curiepe como nosotros, se la pasaba en eso. Ahora no. Esto se parece, dice mi mamá, a los tiempos del dictador Pérez Jiménez.”

“Pero podemos hablar y votar, Luzbreiker, tenemos esa libertad”, le observé sólo para oír su respuesta.

Perdóneme, pero ¿para qué sirve eso si el gobierno hace lo que le da la gana? Las leyes las hace el presidente, a como le acomode, los militares se van a meter en las escuelas, y contra eso votamos en el 2007; esto es una dictadura, una dictadura, y en el 2012 me dejo de tonterías y salgo a votar contra la dictadura”, terminó y se fue a sus quehaceres, dejándome con la palabra en la boca..

Esta conversa me dejo pensativo. ¿Que dirían al respecto ciertos opinadores o encuestólogos que afirman que en nuestro país no estamos viviendo un régimen dictatorial? ¿Seguirán diciendo que la percepción es otra en el pueblo llano y que no entienden eso de que estamos bajo una dictadura?

Luzbreiker, sin ser politólogo ni demoscopa, ni haber leído a Zakaria, Fernando Mires, García Larralde, Penfold o los documentos del Grupo La Colina, ha comprendido de la manera más sencilla la inexistencia de la separación e independencia de los poderes en la práctica y la concentración del poder en un solo hombre, rasgo característico de todo sistema político dictatorial.

Ciertamente, en Venezuela se ha instaurado un régimen militar y militarista que no calza de forma exacta en los cánones de los sistemas políticos autoritarios tradicionales conocidos. Precisamente, esta suerte de mutación política que padecemos los venezolanos tiene sus características propias, pero sobre lo que no hay duda, incluso dentro de aquellos cánones, es que el de Chávez es una dictadura, no existe Estado de derecho, no hay garantía de los derechos humanos, toda vez que brilla por ausencia la autonomía de los poderes públicos, y el poder está reunido en una persona todopoderosa, cuyos talante y conducta son las de un déspota típico, y quien no lo vea está ciego. Creo que así como Luzbreiker entiende el asunto de fondo a su manera sencilla, lo mismo su hermana famosa Yubileisi. Sin duda, Luzbreiker está más clara que algunos encuestólogos.

EMILIO NOUEL V.


*los nombres son ficticios para proteger la identidad real, pero las personas existen, doy fe de ello.

viernes, 8 de abril de 2011

QUE A MAKLED LO ENVÍEN A VENEZUELA, NI TAN MALO ES

(El ex gobernador chavista Gral. Acosta Carlés y el narco Walid Makled)

Por allí andan algunos, como plancha de chino, porque al señor Makled lo enviarán a Venezuela. No es para tanto, digo yo. Aspiraban a que lo remitieran a EEUU, pues suponen que allí se sabría “todo”, en cambio, en Venezuela, no.

Y qué es ese “todo”, me pregunto. Porque lo sustantivo ya es del conocimiento público, aunque no todos los detalles. Por otro lado, según informaciones conocidas, todas las supuestas pruebas han sido entregadas a las autoridades norteamericanas, y también, presumimos, a las colombianas.

¿Que hay supuestamente militares y otros funcionarios, con nombres y apellidos, ligados a los negocios del interfecto? ¿Que hay supuestamente copias de cheques, vouchers, transferencias y demás evidencias a la mano que demuestran la complicidad, el soborno, el tráfico de influencias, etc? Eso lo sabemos.

¿Que todo esto configura una estructura corrupta y delincuencial con raíces, conexiones y relaciones en diversas ramas del poder público nacional? Lo sabemos también.

¿Entonces? ¿Qué más se sabría si en lugar de venir a Venezuela lo hubieran mandado a EEUU? Es seguro que el proceso judicial sería mas transparente, de eso no hay duda. De mayores detalles nos enteraríamos; pero en lo fundamental nada de mayor relevancia a lo ya conocido, sin mencionar que en el proceso y la prensa norteamericana, de alguna manera se adormecería el asunto en virtud de los ritmos y de las prioridades que estas actividades tienen allá. Así como en Colombia no ha habido mucho interés en este caso en la opinión pública, mucho menos en EEUU se harán eco de él, salvo en los círculos políticos del Congreso interesados en el tema. En ese país, la noticia no tendrá la cobertura que podría tener aquí.

Después de todo, pareciera una ventaja el que lo traigan a Venezuela, ya que aquí se mantendrían vivos la expectativa y el escándalo con mayor intensidad que en EEUU.

El otro argumento que se esgrime es el de que aquí se esconderían o desaparecerían evidencias que presuntamente implican a los funcionarios en cuestión, lo cual no ocurriría en EEUU. No es descartable que tales circunstancias se puedan dar, aunque resultaría más cuesta arriba si la oposición y algunos medios independientes venezolanos colocan el tema permanentemente en la palestra pública, poniéndole la lupa y dándole suficiente cobertura. Los efectos políticos e institucionales, estando Makled en Venezuela, quizás puedan ser mayores y de consecuencias impredecibles, por la cercanía del proceso judicial; todo lo cual no sería lo mismo si tiene lugar allá en EEUU. Obviamente, sabiendo todos cómo el gobierno manipula y ordena a los jueces, hay el riesgo de que el resultado no sea el que esperamos, pero, políticamente, el asunto tendría un peso no desdeñable.

De modo pues que no es mal de morirse el que el señor Makled sea remitido a este país. Desde una perspectiva política, es una oportunidad para que las fuerzas democráticas, la Venezuela decente, pueda potenciar la lucha que está librando contra el autoritarismo, la incompetencia y la corrupción de un gobierno en franco proceso de descomposición. Dependerá de los sectores democráticos si este caso escandaloso y repugnante, que involucra a altos jerarcas gubernamentales, tiene como resultado la imposición de las sanciones penales y políticas a que haya lugar.

EMILIO NOUEL V.

viernes, 1 de abril de 2011

OTRO VIAJE ANTINACIONAL


El país encendido por las protestas estudiantiles y sindicales en las que piden más recursos financieros para universidades y mejoras salariales; organismos oficiales registran una disminución sostenida de la producción y la exportación petroleras, vuelven los apagones de electricidad, y sin embargo, el señor Chávez sale de viaje, no sin antes hundirse más en el descrédito internacional dando apoyo al tirano sanguinario que oprime a Libia.

La gira de Chávez por Suramérica no reportó nada para el país, sólo promoción internacional del presidente; de allí lo innecesario de él, y en consecuencia, su carácter despilfarrador de fondos públicos. En cuanto a acuerdos firmados, no significó más que un refrito, enésima vez que reitera documentos ya suscritos y planes fantasiosos, de los cuales muy pocos han sido llevados a la práctica; nihil novum sub sole.

Obviamente, ni por asomo se trajo el señor presidente un negocio favorable a los intereses de Venezuela, a su economía en proceso absurdo de destrucción. La empresa privada nacional no existe para Chávez. La extranjera sí; por tanto, jugosos y turbios contratos para esta última. Las balanzas comerciales con esos países testimonian de forma fehaciente la vergonzosa entrega sin contrapartida.

Como sabemos, la parada en Argentina se hizo para recibir de la Universidad de La Plata, un premio a la libertad de prensa. Una tomadura de pelo, han dicho por ahí con mucha razón, amén de una afrenta al pueblo venezolano que padece un sin número de arbitrariedades, violaciones a los derechos humanos y, precisamente, atentados contra la libertad de prensa. Nadie desconoce las decenas de medios cerrados por no someterse a los dictados del déspota de Miraflores, y los pocos que se mantienen independientes o autocensurados, están bajo el acoso gubernamental.

En Uruguay, se montó el mismo tinglado promocional. Y una perlita debe ser mencionada. Mientras los hospitales venezolanos se encuentran en estado deplorable y sus enfermeras están en huelga de hambre por mejoras salariales o incumplimiento de pagos que les adeuda el Estado, el señor Chávez dona nada menos y nada más que 10 millones de dólares para un hospital en Uruguay, cantidad que podía fácilmente sufragar parte de la deudas reclamadas. Otra bofetada a un pueblo que padece tantas necesidades.

En Bolivia, la misma historia de todos los viajes a ese país. Espectáculo patético para deleite de la Corte de los milagros de la izquierda continental y mundial, que saliva a más no poder con los ataques al imperialismo y entra en trance cuando Chávez habla de los inverosímiles planes de invasión de la OTAN a Venezuela.

Con el fallido viaje a Colombia, paso que sí tiene mayor interés para el país en virtud del vencimiento del lapso de salida definitiva de la CAN, quedan por verse asuntos que la incompetencia, la ignorancia y una visión ideológica anacrónica no han logrado solucionar.

Como se sabe, el próximo 21 de abril la normativa comercial y arancelaria que hasta ahora regía las relaciones entre Colombia y Venezuela quedará sin efecto. Para ambos países resolver este asunto es de vital importancia, habida cuenta de las relaciones estrechas que se han establecido históricamente entre estas economías. Ambos nos necesitamos, y es inconcebible que nos quedemos en el aire en lo concerniente a las reglas comerciales. Hubo suficiente tiempo -¡5 años¡-para solventar este asunto y amortiguar la decisión nefasta de abandonar la CAN. Pero sabemos cómo han marchado los humores a ambos lados de la frontera. Lastimosamente, ha sido del lado venezolano en donde ha habido la mayor torpeza, ceguera y descuido en esta materia. Si a esto unimos la incapacidad proverbial para comprender cómo es la dinámica de los negocios comerciales internacionales y su manejo, no puede extrañarnos que a estas alturas nada se haya podido acordar con los colombianos y la propuesta que se ha formulado sea un disparate que ningún país serio aceptaría en el mundo que vivimos.

Lo único responsable y conveniente para el país hubiera sido un regreso a la CAN. Pero eso sería pedir peras al olmo. Esta conducta antinacional del gobierno de Chávez significará graves perjuicios para el pueblo venezolano y su economía. El proceso de destrucción suicida continúa. Al próximo gobierno le corresponderá enderezar este gran entuerto.

EMILIO NOUEL V.