jueves, 28 de octubre de 2010

EL CHAVISMO SE PEGA O LA CHAPUZA COMO GOBIERNO


En días pasados y a la espera de que nos llamaran a abordar un avión, en cordial conversación con un colega profesor acerca del descalabro institucional que ha tenido lugar en la administración gubernamental venezolana, él me advertía sobre el contagio que ese modo de ser y hacer las cosas estaba produciendo en toda la sociedad y en el ámbito empresarial privado. Según él, ya empezaba a sentirse tal contaminación más allá de las fronteras de la burocracia estatal. “Y es que el chavismo se pega”, concluía con preocupación.

Ciertamente, quien haya sido testigo atento de lo que ha ocurrido en nuestro país en los últimos años no puede menos que compartir tal aseveración. Sin duda, la chapuza es el signo de la revolución bolivariana al frente del aparato estatal, y, obviamente, en ella hay un componente cultural venezolano.

Chapuza es obra hecha sin arte, ni esmero, u obra o labor de poca importancia. Para los mexicanos es una estafa. Y chapucero significa: chambón, desastroso, impresentable.

Todos estos significados le calzan a la perfección al gobierno actual.

Desde el servicio de recoger basura y mantener calles, avenidas y parques, pasando por la gestión de las empresas estatales, la educación y la sanidad, hasta la administración de justicia y la sencilla impresión de las gacetas oficiales, todo es un monumento a la ignorancia, la desidia, la improvisación, la incompetencia, la ineficacia y la corrupción. El desastre no puede ser mayor.

Basta ir a una oficina pública de registro, notaría o tribunal para vivir una experiencia kafkiana. Sacar o renovar una licencia de manejar vehículos u obtener un pasaporte es un via crucis estresante, agotador y costoso. Los trámites de CADIVI, SENIAT, LOPCIMAT, LOCTI, solvencia laboral, etc, son un infierno dantesco. Para remate, no es infrecuente que los viernes no se trabaje en muchas instituciones u oficinas públicas, por lo general. A lo que debe agregarse el efecto del recorte eléctrico y los apagones

Pareciera que de forma premeditada (con vistas a sacarle beneficio económico personal) o por desconocimiento, todo lo simple lo hubiesen complicado y lo que es realmente complicado lo simplifican, produciendo así, situaciones absurdas e incomprensibles, que o bien paralizan a la administración pública y entorpecen, en consecuencia, la actividad de los ciudadanos y las empresas, o desmejoran la calidad de los servicios o productos, ocasionando enormes perjuicios a la sociedad en su conjunto.

Una lista interminable de ejemplos es ilustrativa de lo que venimos comentando. Es raro encontrarse con un sector que podamos exonerar de este cuestionamiento. Este triste espectáculo abarca todos los poderes públicos. Ejecutivo, legislativo, judicial y moral conforman un deplorable cuadro institucional, sólo comparable con los países más atrasados del mundo. La descomposición está la orden del día. Los menos capacitados del país, es decir, los mediocres, son los que gestionan, por ejemplo, el tema de la seguridad o la educación, la distribución de alimentos o los bancos estatales.

Decenas de planes contra la delincuencia, decenas de ministros al frente del Ministerio encargado del asunto, todo un fracaso estruendoso. Así, vemos que graduados de Derecho no estudian derecho procesal o que ingenieros en refinación no visitan un laboratorio durante toda la carrera. (Universidad Bolivariana).

Los bancos estatales tradicionales y los nuevos están quebrados o recontraquebrados. Las empresas y bienes expropiados o arrebatados a sus dueños son mal administrados, abandonados o simplemente robados.

Qué más decir de los servicio eléctrico y de infraestructura en general¡ Ignorancia, desidia, irresponsabilidad.

¿Y de la elaboración de las leyes? Desconocimiento de la técnica legislativa y de los principios genérales del derecho; los textos de las leyes son unos bodrios, una vergüenza en materia de redacción, sintaxis, y demás reglas gramaticales.

En los tribunales el panorama no es muy diferente. Al despelote burocrático reinante allí, se suma la inopia de conocimientos jurídicos, cuando no, interpretaciones complacientes con el poder político. Así, se ve frecuentemente en los juicios el irrespeto del principio constitucional de la irretroactividad o de los lapsos procesales, constituyéndose de esa manera un cuadro grave de inseguridad jurídica. La prescripción de acciones no existe para algunos tribunales.

Las denuncias sobre el hacinamiento en las cárceles y el trato inhumano son harto conocidas, producto, entre otros factores, del mal funcionamiento de los tribunales y del Ministerio Público.

Lo de los Registros Mercantiles es una irracionalidad sin nombre. Una empresa que desee registrar, por ejemplo, 3 actas de asambleas de accionistas, en lugar de hacer el trámite un solo día, deberá ir 3 días diferentes, hacer 3 colas interminables, madrugón mediante. No es raro, por otro lado, encontrarse con funcionarios de Registro, como me ha ocurrido, que frente a la constitución de una Asociación civil sin fines de lucro cuyo objeto es hacer estudios e investigaciones políticos y económicos, nos rechacen el documento porque al mencionarse la palabra “politicos”, eso sería materia del CNE. Los registros públicos no son públicos; para investigar a una empresa en un registro mercantil, insólitamente, le piden al solicitante autorización de la empresa investigada. ¿….?

Ni hablar de las distintas interpretaciones o requisitos que en cada oficina o región se hacen o piden. No es difícil encontrarse por ahí quien le ofrezca a uno hacer el trámite de renovación de licencia de conducir vehículos, con sólo entregarle copia de la cédula y una cantidad más o menos sustanciosa.(el trámite legal exige 5 documentos).

Entrar a mi email de CANTV es una proeza. El satélite chino, que nos costó 400 millones de dólares y que tiene una corta vida útil ¿de qué ha servido?

El Metro de Caracas se ha vuelto una pocilga inmunda e insegura. Para el modo de ser chavista, el mantenimiento de instalaciones y maquinas, amen de la limpieza, son un lujo burgués. Vivir en la cochinada es el ideal revolucionario. ¿Desconocen que las cosas se deterioran con el uso? ¿Que la ganancia es necesaria para reinvertir, comprar tecnología, nuevas maquinaria, etc?

Sin embrago, se pagan obras que no se realizan o quedan a medio construir. Se presta o regala el dinero de las arcas públicas sin medir las consecuencias financieras para el Estado, no importa si se cobran u obtienen beneficios. La ganancia está demonizada, no obstante, el presidente se queja de que el aeropuerto de Maiquetía de pérdidas.

El chavismo, comprobado está, no sabe producir ni distribuir alimentos, no saben importar bienes, y se busca a los cubanos para que realicen las operaciones (PUDREVAL). La ruta de la empanada, los gallineros verticales y cultivos hidropónicos, ¿donde están? ¿Dónde las estadísticas que muestren el éxito de estas disparatadas ideas?

El fundo San Luis en Calabozo, arrebatado por el INTI, después de un año, sólo ha producido 40 berenjenas. No hay avalúo, ni pagan bienhechurías a los expropiados.

En Lara, por ejemplo, se levantarían centros de producción, agrotiendas, laboratorios, centros de recrías, plantas de procesamiento, pasteurizadoras complejos azucareros, viviendas y hasta un acueducto (1200 millones de bolivares fuertes), y ni rastro de ellos hoy, un descalabro parejo. En Carora, la Planta procesamiento de Maíz, en el sector El Paradero, no se inició; el Complejo Azucarero Argimiro Gabaldón en el sector La Otra Banda tampoco existe. El Matadero Industrial, por convenio argentino, en Burere, nunca se inició. La planta de Cemento con los iraníes, nunca se comenzó. La fábrica medidores eléctricos a través del convenio chino con Pdvsa- Enelbar, está paralizada.

En el ámbito internacional, se ofrecieron 34 refinerías, y apenas la de Cienfuergos está avanzada en su fase primera. De la de Pernambuco en Brasil, nos salimos por no poder cumplir con las exigencias financieras, a pesar de haber publicitado con bombos y platillos esa “integración energética”.

Según los estados financieros consolidados de Petróleos de Venezuela al 30 de junio de este año, se produjo una disminución interanual de 14,4% en su ganancia neta del primer semestre, por un aumento de costos y pese a que las ventas remontaron por alza de los precios del crudo. Citgo registra pérdidas por el subsidio a los “pobres” de EEUU. Los accidentes en las refinerías e instalaciones de PDVSA se multiplicaron. La gallina de los huevos de oro del país endeudada hasta los tuétanos.

El modo de hacer chavista ni siquiera con la materia de devolución de IVA a sus propios diplomáticos, cumple. Ni decir de los empresarios.

¿Y qué decir del tema de la vivienda, de las petrocasas, casas uruguayas importadas, y las decenas de tratados internacionales que les quitan el trabajo a empresarios y trabajadores venezolanos? Un estruendoso fracaso. Mientras tanto, no hay cabillas ni cemento después de las expropiaciones alocadas del gobierno. El gobierno vende 10 cabillas y 5 sacos de cemento por persona. ¿Qué se puede construir con esto? ¿Cómo piensan cumplir con los convenios recién firmados sin materiales suficientes apara la construcción?

El servicio de agua, el aeropuerto de Maiquetía, el puerto de Puerto Cabello, la autopista Valencia-Puerto Cabello, los basureros que son la autopista Barcelona-Píritu o las carreteras de Paraguaná, todo un desastre producto de los “genios” militares y de una recentralización administrativa irracional.

Y para comprar un electrodoméstico en las tiendas gubernamentales, no puedes hacerlo pagando en efectivo, sin antes estar en una nómina en un banco estatal.

En el campo de la cultura, se ha impuesto una alpargatocracia cultural cuya máxima expresión es Alí Primera; da vergüenza ajena. Sus seudodirigentes incapaces de una iniciativa que valga la pena. Incapaces, por mezquinos y sectarios, de reconocer, por ejemplo, los méritos de venezolanos que como Simón Díaz, en su día, fue premiado con el Grammy.

Todo es producto de un desprecio al conocimiento, a la formación académica y a la experiencia, derivado de una ideología demencial.

Este modo de gobernar chavista, chapucero, tiene otro efecto perverso. A los asuntos que requieren mayor cuidado y estudio por su complejidad, por ignorancia, se les resta importancia, se banalizan, y se pretende despacharlos de manera simple. Los funcionarios “hecho en socialismo” no se percatan de las repercusiones económicas o de cualquier naturaleza que ciertas medidas aisladas pueden tener en otros sectores. No advierten las conexiones que toda actividad tiene con otras. Contenidos o formalidades inherentes al tema complejo son despreciadas, lo que se puede observar en los proyectos fantasiosos, disparatados y voluntaristas que a menudo oímos de Chavez.

Todo este estropicio institucional, esta destrucción del aparato productivo, esta complicación absurda de la vida ciudadana, es secuela directa del chapucero “Hecho en socialismo”.

Efectivamente, el chavismo se pega. Lo testimonia la desastrosa performance en las empresas expoliadas, y más allá. De allí que la necesidad de preservación del resto de la sociedad de este modo de ser y hacer letal devastador para su buena marcha, sea un objetivo prioritario político y social de los sectores democráticos.


EMILIO NOUEL V.


jueves, 21 de octubre de 2010

Un artículo de 2007 sobre los políticos "amortizados".



Amortizados

Emilio Nouel V.

Venezuela Analítica, 27 de enero de 2007

A Pompeyo Márquez, porque el asunto no es con él.

Ya viene siendo hora de que muchos de los políticos tradicionales, desde hace tiempo pre-jubilados, le den el paso a las nuevas generaciones, y no las bloqueen más. Ejemplos nefastos de esta terquedad de parte de líderes históricos, los hemos vivido, y la dramática situación de hoy no es ajena a ese proceder.

Amortizado es sinónimo de liquidado, cancelado o extinguido. En política, los líderes o dirigentes devienen, por la vía natural, por el desplazamiento o como consecuencia de su incompetencia, en políticos amortizados.

En los últimos años, la amortización del liderazgo político y social venezolano ha sido acelerada. La acción de liquidación en este campo ha sido dura. La molienda, como dicen algunos, ha ido dejando un reguero de “cadáveres” nunca visto en tan corto espacio. Sin embargo, algunos tercamente quieren seguir en el primer frente, a pesar de haber demostrado una marcada incompetencia y cortedad de miras.

La crisis terrible que ha arrastrado el país y, particularmente, a los partidos, ha lanzado por un profundo barranco de descrédito y desafecto a unas cuantas generaciones de políticos venezolanos, y con ellos sus organizaciones. Buenos y malos, brillantes y mediocres, inteligentes e ignorantes, carismáticos y desangelados, con futuro y sin ninguno, varias camadas de políticos que tuvieron vigencia en la segunda mitad del siglo XX corrieron con la misma suerte, juntos por pecadores, arrollados por un tsunami que ellos mismos contribuyeron a levantar. Y es una lástima, porque algunos de ellos, sólidamente formados, bien equipados intelectualmente, con talento y experiencia muy valiosa, pudieron ser buenos presidentes.

Pero no es la hora de los lamentos. Hoy nos encontramos en unas inéditas circunstancias de peligro para las libertades, que demandan un liderazgo emergente, valiente, combativo, armado de nuevas ideas y de nuevos modos de hacer política.

Es preciso que los amortizados pasen a la retaguardia, que no excluidos de la lucha, y se dediquen a escribir sus memorias (aquellos que las tengan), o a apoyar y asesorar al nuevo liderazgo que se asoma al combate. No poco hicieron para ganarse ese destino, sobre todo, los que con su conducta miope, enchinchorrada e irresponsable, facilitaron la pesadilla interminable que nos agobia.

Gran parte de ellos arribaron a un nivel de incompetencia que les impide comprender la naturaleza de la crisis y el tipo de adversario que enfrentan. No atinan a parir ideas ni acciones hacia el futuro. Dan palos de ciego y en lugar de ofrecer alternativas estratégicas claras, sólo transmiten desaliento, incertidumbre y confusión. Cuando opinan o analizan los eventos que ocurren, se pone de bulto un desfase con los tiempos que corren. Continúan utilizando los conceptos dogmáticamente, manejan paradigmas superados y analizan los distintos fenómenos con categorías inadecuadas. No han entendido que el mundo es otro, distinto al que vivieron, y en consecuencia la forma de hacer política debe ser diferente. No logran siquiera definir bien al contrincante que los amenaza. No alcanzan a percatarse de que las situaciones, ejemplos, conductas y visiones aprendidos en el pasado son sólo eso, experiencias pasadas, en casi nada extrapolables al presente; de allí su no pertinencia, aun cuando puedan existir analogías.

Pero lo peor de todo es que se engañan a sí mismos con apreciaciones que no se corresponden con los hechos. En días pasados oí a uno -no tan viejo en edad- que decía que él se negaba a creer que la mayoría no viera “el infierno que estamos viviendo”. Y uno se pregunta, frente a la sensación artificial de bienestar creada por los petrodólares y el consumismo desaforado: ¿A cual infierno se refiere? Obviamente, ese infierno sólo está en su mente, pero no en la del común de la gente que, por lo general, no ve más allá del corto plazo, de la dádiva fácil y de su sensación de bienestar aparente aquí y ahora.

Estos políticos amortizados también nos hablan de mayorías y fuerzas que no se tienen, subyaciendo al discurso una invitación velada a que los acompañemos en aventuras relámpago sin destino (y el colmo de los colmos: sin fuerzas reales suficientes), como si por arte de magia se pudieran resolver nuestros problemas de un día para otro, saltándonos el imprescindible paso por la necesaria acumulación de fortalezas que nos permita acceder al poder por la vía democrática.

En suma, este liderazgo, con sus excepciones, ya dio lo que tenía que dar, y en la fila de atrás, debería convertirse activamente en factor de impulso y estímulo para una nueva generación de líderes que, aunque incipiente y con deficiencias, tiene la responsabilidad y el gran reto, primero, de saber guiarnos ante los graves peligros que amenazan destruir nuestra democracia e instalar el caos económico-social; y segundo, de enrumbar al país por vías de progreso, desarrollo económico y libertad.

Ya veremos si están a la altura de esta cita con la Historia.

martes, 19 de octubre de 2010

VENEZUELA EN REMATE



En su mayoría, los viajes que hace Chávez son para entregar algo del país; nunca para traer algún beneficio sustantivo a los venezolanos. Oscuridad de la casa y claridad de la calle, como decía la abuela. Su falsa generosidad es inconmensurable; no sólo los países pobres se favorecen del manirroto gobernante. Los grandes tampoco desaprovechan la ocasión. Donde las hay las toman, dice el refranero español, y nunca mejor dicho cuando del tiranuelo venezolano se trata.

Obviamente, dispone de los activos de todos los venezolanos sin ningún control político o administrativo, a su leal saber y entender, que es lo mismo que decir: a su capricho y conveniencia. Bienes, negocios pingües (para los extranjeros y los comisionistas y sus socios funcionarios del gobierno), contratos diversos, donaciones, regalos, canonjías; todo depende de su voluntad omnímoda y omnívora.

Ya es proverbial la orgía de promesas en la que se envuelve cada vez que visita una nación extranjera. Sobre todo si es una que esté en su lista de amigotes y/o afines ideológicos; por cierto, los peores de cada casa. Por donde pasa, va de comprador compulsivo de cualquier baratija, principalmente, de las que sacian su manía armamentista, que calman su paranoia.

Son cientos, miles, ya perdimos la cuenta, los convenios, tratados y acuerdos que ha suscrito el déspota en estos mundos de Dios. El contenido de muchos de ellos lo desconocemos, habida cuenta de la “tramparencia” que reina en toda la actuación gubernamental. No tarda el día en que podamos saber concretamente de ellos y qué sucedió; muchas serán las sorpresas con las que nos encontremos, muchos los entuertos que habrá que enderezar.

No obstante, de esos miles de convenios, son muy pocos los que han tenido alguna ejecución o resultados. Muchos son redundantes, no agregan nada nuevo a lo ya suscrito con anterioridad; se asemejan a lo que ocurre con obras que el Presidente inaugura varias veces en el país, pura apariencia de que se estaría haciendo algo, cuando la verdad es otra: la incompetencia.

Se puede afirmar que sólo un puñado de países, los más cercanos al presidente, son los que han gozado más del manirrotismo chavista. Entre ellos, Brasil, Uruguay, Argentina, Rusia, Irán, Bielorusia y España. Bolivia, Cuba, Ecuador y Nicaragua han sido acreedores de regalos, donaciones, susidios y múltiples facilidades; son los primeros clientes de la junta de beneficencia que es la ALBA.

¿Cuales son los negocios que ha agenciado el gobierno para el sector privado nacional más allá de las fronteras? ¿El lector conoce de alguno? Y ¿Cuáles para el sector público, aparte del petróleo que se vende solo?

En la actualidad, la situación económica de Venezuela y las finanzas públicas está dando tumbos. El crecimiento del PIB será negativo este año, el desempleo aumenta, la inflación de nuevo llegará a 30% o más. La gallina de los huevos de oro petrolera está en estado deplorable, vende menos petróleo, y las inversiones que necesita siguen en el congelador. El gobierno sigue en su alocada deriva de destruir al sector productivo nacional. Las instituciones públicas no funcionan, el caos reina en ellas.

Estas necesidades apremiantes explican el remate de las refinerías en Alemania, las emisiones de deuda, los recortes de planes sociales, etc.

Y sin embargo, el tiranuelo ofrece fantasiosas aventuras como de la iniciar una carrera nuclear sin tener con qué.

Mientras tanto, los hospitales en estado lamentable, las escuelas no inician clases porque no tienen baños ni pupitres. Las carreteras y calles, intransitables; el hampa enseñoreada y las morgues repletas de muertos.

Venezuela está siendo rematada por un gobernante cuyo único interés es su supervivencia en el poder. A tal fin, entrega los bienes de todos los venezolanos a precio de gallina flaca, y a cambio compra neutralidades o apoyos internacionales.


Poco tiempo le queda. El que constitucionalmente ha sido establecido. Llegará la hora en que tales despropósitos de cara al mundo sean subsanados. Los acuerdos lesivos a la Nación tendrán que ser revisados a la luz de la normativa jurídica, todo dentro de la tradición venezolana de respeto a los tratados y el Derecho Internacional.

Por lo pronto, los diputados democráticos recién electos deberán dar la batalla desde ya en la defensa de los más preciados intereses de Venezuela, e impedir que se siga desangrando al país con una actuación internacional gubernamental disparatada, costosa y dañina.

EMILIO NOUEL



domingo, 17 de octubre de 2010

Catorce minutos de reflexión

Mario Vargas Llosa
El País

Lunes 11 de octubre de 2010 | Publicado en edición impresa
Catorce minutos  de reflexión
Vargas Llosa, durante la conferencia de prensa, en Nueva York, para referirse al otorgamiento del Nobel de Literatura. Foto AFP

NUEVA YORK.- Ese día, como todos los días desde que, hace tres semanas, llegamos a Nueva York, me levanté a las cinco de la mañana y, procurando no despertar a Patricia, me fui a la salita a leer. Era noche cerrada todavía y las luces de los rascacielos del contorno tenían la apariencia inquietante de una gigantesca bandada de cocuyos invadiendo la ciudad. Dentro de una hora más o menos comenzaría a amanecer y, si estaba despejado el cielo, las primeras luces irían iluminando el río Hudson y la esquina de Central Park con sus árboles que el otoño comienza a dorar, un lindo espectáculo que me regalan cada mañana las ventanas del departamento (vivimos en el piso 46).

Tenía el día planificado con toda precisión. Trabajaría un par de horas preparando la clase del próximo lunes en Princeton, en la que ilustraría el tema del punto de vista con ejemplos tomados de El reino de este mundo, de Alejo Carpentier; media hora de ejercicios para la espalda, una hora de caminata en el Central Park, periódicos, desayuno, ducha, y a la Public Library de Nueva York, donde escribiría mi Piedra de Toque para El País sobre el suicidio, tirándose del puente George Washington, en la Universidad de Rutgers, de Tylor Clementi, violinista y joven estudiante al que dos compañeros homófobos habían denunciado como gay, difundiendo en la Red un video en el que aparecía besándose con un hombre.

Inmediatamente fui absorbido por la magia de El reino de este mundo y la transfiguración mítica que la prosa de Carpentier hace de los primeros intentos independentistas en Haití. El narrador omnisciente de la historia es una astuta ausencia erudita, libresca, barroca y rebuscada que narra desde muy cerca de la sensibilidad del esclavo Ti Noel, quien cree en los Grandes Loas del vudú y que los hechiceros del culto, como Mackandal, gozan del don de la licantropía, es decir, pueden transformarse en animales a voluntad. Hacía por lo menos veinte años que no la releía y su poder de persuasión seguía siendo irresistible.

De pronto advertí la presencia de Patricia en la salita. Se acercaba con el teléfono en la mano y una cara que me asustó. "Una tragedia en la familia", pensé. Cogí el aparato y escuché, entre silbidos, ecos y eructos eléctricos, una voz que hablaba en inglés. En el instante en que alcancé a distinguir las palabras Swedish Academy la comunicación se cortó. Estuvimos callados, mirándonos sin decir nada, hasta que el teléfono repicó otra vez. Ahora sí se oía bien. El caballero me dijo que era el secretario de la Academia Sueca, que me habían concedido el Premio Nobel de Literatura y que la noticia se haría pública dentro de catorce minutos. Que podía escucharla en la televisión, la radio y el Internet.

-Hay que avisar a Alvaro, Gonzalo y Morgana -dijo Patricia.

-Mejor esperemos que sea oficial -le contesté.

Y le recordé que, hacía muchos años, en Roma, nos habían contado la broma pesada que le jugaron unos amigos (o más bien enemigos) a Alberto Moravia, haciéndose pasar por funcionarios de la Academia Sueca y felicitándolo por el galardón. El alertó a la prensa y la noticia resultó un embrollo de mal gusto.

-Si es cierto, esta casa se va a volver un loquerío -dijo Patricia-. Mejor dúchate de una vez.

Pero, en vez de hacerlo, me quedé en la salita, viendo asomar entre los rascacielos las primeras luces de la mañana neoyorquina. Pensé en la casa de la calle Ladislao Cabrera, en Cochabamba, donde pasé mi infancia, y en el libro de Neruda Veinte poemas de amor y una canción desesperada , que mi madre me había prohibido leer y que tenía escondido en su velador (el primer libro prohibido que leí). Pensé en lo mucho que le hubiera alegrado la noticia, si era cierta. Pensé en la gran nariz y la calva reluciente del abuelo Pedro, que escribía versos festivos y explicaba a la familia, cuando yo me negaba a comer: "Para el poeta la comida es prosa". Pensé en el tío Lucho, que, en ese año feliz que pasé en su casa de Piura, el último del colegio, escribiendo artículos, cuentecitos y poemas que publicaba a veces en La Industria , me animaba incansablemente a perseverar y ser un escritor, porque, acaso hablando de sí mismo, me aseguraba que no seguir la propia vocación es traicionarse y condenarse a la infelicidad. Pensé en el estreno, ese mismo año, en el Teatro Variedades de Piura, de mi obrita La huida del Inca , que mi amigo Javier Silva publicitaba a voz en cuello por las calles con una gran bocina, desde el techo de un camión, y en la bella Ruth Rojas, la Vestal de la obra, de la que yo estaba enamorado en secreto.

-Es una tontería pensar que esto puede ser una broma -dijo Patricia-. Llamemos a Alvaro, Gonzalo y Morgana de una vez.

Llamamos a Alvaro a Washington, a Gonzalo a Santo Domingo y a Morgana a Lima, y todavía faltaban siete u ocho minutos para la hora señalada. Yo pensé en Lucho Loayza y Abelardo Oquendo, los amigos de adolescencia, y en la revista Literatura , de la que sacamos apenas tres números, de nuestro manifiesto contra la pena de muerte, del homenaje a César Moro y de las feroces discusiones que a veces teníamos sobre si Borges era más importante que Sartre o éste que aquél. Yo sostenía lo último y ellos lo primero y eran ellos, por supuesto, quienes llevaban la razón. Fue entonces cuando me pusieron el apodo (que a mí me encantaba): "El sartrecillo valiente".

Pensé en el concurso de La Revue Francaise que gané el año 1957, con mi cuento "El desafío", que me deparó un viaje a París, donde pasé un mes de total felicidad, viviendo en el hotel Napoleón; en las cuatro palabras que cambié con Albert Camus y María Casares en las puertas de un teatro de los Grandes Bulevares, y mis desesperados y estériles esfuerzos para ser recibido por Sartre aunque fuera sólo un minuto para verle la cara y estrecharle la mano. Recordé mi primer año en Madrid y las dudas que tuve antes de decidirme a enviar los cuentos de Los jefes al Premio Leopoldo Alas, creado por un grupo de médicos de Barcelona, encabezado por el doctor Rocas y asesorado por el poeta Enrique Badosa, gracias a los cuales tuve la enorme alegría de ver mi primer libro impreso.

Pensé que, si la noticia era cierta, tenía que agradecer públicamente a España lo mucho que le debía, pues, sin el extraordinario apoyo de personas como Carlos Barral, Carmen Balcells y tantas otras, editores, críticos, lectores, jamás hubieran alcanzado mis libros la difusión que han tenido.

Y pensé lo increíblemente afortunado que yo he sido en la vida por seguir el consejo del tío Lucho y haber decidido, a mis veintidós años, en aquella pensión madrileña de la calle del Doctor Castelo, en algún momento de agosto de 1958, que no sería abogado sino escritor y que, desde entonces, aunque tuviera que vivir a tres dobles y un repique, organizaría mi vida de tal manera que la mayor parte de mi tiempo y energía se volcaran en la literatura, y que sólo buscaría trabajos que me dejaran tiempo libre para escribir. Fue una decisión algo quimérica, pero me ayudó mucho, por lo menos psicológicamente, y creo que, en sus grandes rasgos, la cumplí en mis años de París, pues los trabajos en la Escuela Berlitz, la Agence France Presse y la Radio Televisión Francesa me dejaron siempre algunas horitas del día para leer y escribir.

Y pensé en la extraña paradoja de haber recibido tantos reconocimientos, como éste (si la noticia no era una broma de mal gusto), por dedicar mi vida a un quehacer que me ha hecho gozar infinitamente, en la que cada libro ha sido una aventura llena de sorpresas, de descubrimientos, de ilusiones y de exaltación, que compensaban siempre con creces las dificultades, dolores de cabeza, depresiones y estreñimientos. Y pensé en lo maravillosa que es la vida que los hombres y las mujeres inventamos, cuando todavía andábamos en taparrabos y comiéndonos los unos a los otros, para romper las fronteras tan estrechas de la vida verdadera, y trasladarnos a otra, más rica, más intensa, más libre, a través de la ficción.

A las seis en punto de la mañana las radios, la televisión y el Internet confirmaron que la noticia era cierta. Como predijo Patricia, la casa se volvió un loquerío y desde entonces yo dejé de pensar y, casi casi, hasta de respirar.

© Mario Varga Llosa, New York, octubre de 2010. © Derechos mundiales de prensa en todas las lenguas reservados a Ediciones EL PAIS, SL, 2010.

lunes, 11 de octubre de 2010

UN MERECIDO Y SIEMPRE ESPERADO PREMIO NOBEL PARA MARIO VARGAS LLOSA

En los días que corren, una de las buenas noticias que nos saca de esta pesada cotidianidad, es el premio Nobel otorgado al gran escritor peruano y español MARIO VARGAS LLOSA.
Soy uno de sus fieles lectores desde que cayó en mis manos, estando yo aún en la Universidad, su novela "La Ciudad y los perros".
Después vinieron "la Casa verde", "Conversación en la catedral", "Pantaleón y las visitadoras", "la Tía Julia y el escribidor", "La Guerra de Fin de Mundo", "Entre Sartre y Camus", "Historia de Maita", "La verdad de las Mentiras", "El pez en el agua", "La tentación de lo imposible", hasta, entre otras, "La Fiesta del Chivo" y el "Diario de Irak"; todos excelentes novelas, ensayos y artículos que evidencian el brillo, la maestría y el talento inconmensurables de Vargas Llosa.
Su paralela y permanente lucha por la libertad y la democracia no podemos dejarla de mencionar. En él tenemos los que luchamos por aquellos valores, un espadachin incansable y sincero.
Hoy lo felicitamos y nos felicitamos por tener a hombres en el mundo de su talla moral y política, de su condición humana superior.