miércoles, 10 de junio de 2009

Opinión

EL INGRESO DE VENEZUELA ¿FAVORECE O NO A MERCOSUR?


El asunto del ingreso de Venezuela a MERCOSUR sigue dando que hablar. Hasta el ex Presidente Kirchner –para algunos, Presidente aún- se refirió al tema en estos días de campaña electoral en Argentina.

   La polémica se ha reavivado en el mencionado país como consecuencia del pedimento formulado por un grupo del gremio de industriales, en el sentido de que se deje sin efecto la aprobación legislativa del Protocolo de Adhesión de Venezuela, sancionada hace 3 años atrás. 

   La razón que esgrimen es que el gobierno venezolano ha expropiado, casi confiscado, empresas argentinas, todo lo cual sería contrario a los principios de respeto a la propiedad y a la libre iniciativa privada, derechos que están garantizados no sólo en la constitución argentina sino también en los principios que inspiran a MERCOSUR.

   El estallido de la protesta se da, sobre todo, al filtrarse a la opinión pública una declaración del Presidente de Venezuela, en la que manifestaba sus preferencias por las empresas brasileñas, las cuales no correrían la suerte de las estatizadas argentinas, quedando aquellas exentas de cualquier medida del Estado que afecte su actividad e intereses.

  Por otro lado, en Brasil, el ex canciller brasileño Celso Lafer expresó en una audiencia pública de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, que "incorporar a la Venezuela de Chávez podría llegar a contribuir a condenar un innovador proyecto de integración a la irrelevancia y la disolución",  toda vez que tal presencia podría generar conflictos. En la misma audiencia participó también el jurista Ives Gandra da Silva Martins, quien igualmente se mostró opuesto a que el bloque comercial acepte a Venezuela como miembro pleno mientras este país sea presidido por Chávez. "No se puede olvidar que si Venezuela entra al Mercosur como miembro pleno tendrá poder de veto y eso es preocupante", declaró da Silva Martins.

  No sabemos cuál podría ser el destino final de estos llamados. Desconocemos si la propuesta de derogatoria planteada en Argentina se dé o si las recomendaciones de Lafer o da Silva Martins sumadas a las posiciones de José Sarney y Collor de Melo, vayan a tener eco en una mayoría de senadores. Tengo mis dudas en ambos casos.  

  Sin embargo, que sólo el tema se plantee con tal fuerza y sea debatido ya es ganancia política para quienes padecemos el gobierno autoritario venezolano. Es un antecedente más para engrosar el prontuario de éste, a los ojos de la comunidad internacional.     

   Sin embargo, sigo pensando que tarde o temprano Venezuela será admitida de pleno derecho en MERCOSUR; son muchos los intereses materiales y políticos que están en juego. Y aunque no nos oponemos al libre comercio y a la integración con las naciones del hemisferio y más allá, no podemos sentirnos satisfechos, como Nación, de entrar a ese bloque de comercio en las circunstancias actuales. No se han realizado las consultas necesarias con la sociedad venezolana, los empresarios, los sindicatos, especialistas y la academia; y las negociaciones que se adelantan se hacen sin disponer de una valoración adecuada de nuestros intereses y sin una estrategia con equipos de negociadores idóneos, y ya esto nos anuncia daños futuros.

   Lo que, en definitiva, lamentamos es que no sea una Venezuela democrática la que ingrese al bloque, sino un país cuyo gobierno se ha lanzado por una pendiente demencial que está llevándonos a la ingobernabilidad y el desastre económico.

   Podrán seguir realizando grandes negocios los industriales brasileños y argentinos, con o sin MERCOSUR, en virtud de las facilidades que el gobierno actual les está brindando. No podemos cuestionarlos por ello. Pero deben tener también claro que los gobiernos pasan y los países permanecen.

   Otros tiempos vendrán. Igualmente, otras visiones y prioridades; y, obviamente, otras orientaciones de políticas. Un gobierno genuinamente democrático, respetuoso del Estado de Derecho y garante de las libertades políticas y económicas llegará. La cooperación, el diálogo y la integración han sido políticas tradicionales del Estado venezolano, y más temprano que tarde se retomará esa senda que el gobierno actual ha abandonado con su pugnacidad e injerencia en los asuntos de otros países, y promoviendo un proyecto político-ideológico autoritario.  

   No nos oponemos, en general, al ingreso de Venezuela a ningún régimen de integración -incluido MERCOSUR- que signifique producir bienestar a nuestro pueblo. Ésa debería ser la orientación de las fuerzas políticas democráticas y modernas.

  Sólo aspiramos a que los socios potenciales sepan valorar las circunstancias políticas y económicas de nuestro país y actúen en consecuencia. La pregunta fundamental que deben hacerse los gobernantes y parlamentarios de los países de MERCOSUR es si los principios que inspiran al gobierno de Venezuela en los ámbitos político y económico son contrarios o no a los del bloque. El ingreso de Venezuela en las condiciones actuales ¿favorece o no al bloque? Y, por último, otorgarle el poder de veto al gobierno de Venezuela, como muy bien lo recuerda el jurista brasileño mencionado ¿no sería un riesgo que valdría la pena evaluar, habida cuenta de la posición ideológica conocida del gobierno de Chávez?

 

EMILIO NOUEL V.

  

   

       

 

 

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